Los retos del Tren Maya

por NellyG

 

 

Por: Sergio E. González Rubiera

 

Mucho se ha hablado acerca de este gran proyecto presidencial; que si es bueno, que si es malo, que si es obra faraónica, que si ha devastado la selva y atentado contra el medio ambiente, que si es rentable o no, que si se excedió en el presupuesto anticipado y que si será operado por militares, entre otras cosas.

 

Lo cierto es que el Tren Maya, nos guste o no, es un hecho y aunque muy despacito, ya está rodando.

Habría que analizar si conviene subirse a él o no, si será útil o si será un elefante blanco.

 

Veamos un poco el escenario que rodea a este controvertido megaproyecto del presidente López Obrador.

 

Lo primero, es analizar que, en teoría, es un proyecto turístico, que debería beneficiar a nuestra industria y que podría y debería convertirse en un producto/atractivo más al alcance de los millones de turistas que nos visitan; y es en ese punto en donde existe la primera gran controversia.

 

La enorme mayoría de los más de 15 millones de turistas que visitan al año a Cancún y la Riviera Maya y que son anhelados, ambicionados y envidiados por todos los destinos de México, se alojan en nuestros destinos bajo el concepto “All Inclusive” (todo incluido), que cuentan con paquetes y reservaciones prepagadas por estancias promedio de seis a siete noches, tiempo durante el cual, disfrutan de sus magníficos alojamientos en hoteles fantásticos, cada vez más sofisticados; que durante su estancia se toman el tiempo para realizar una o dos excursiones a los parques temáticos de la zona, a los sitios arqueológicos y a las aventuras cercanas que pueden realizar. En ese sentido, cuesta trabajo pensar que alguno de esos turistas con todo pagado, pudiera aventurarse a un viaje en tren por la península de Yucatán o el Mundo Maya, abandonando la comodidad de su hotel para un viaje de horas o días. En otras palabras, no existe posibilidad de que los turistas desperdicien su estancia pagada por 7 noches para subirse a un tren que los lleve a Chiapas, Yucatán o Tabasco; eso simplemente no sucederá.

Una forma, sin embargo, de turismo podría ser interesante; consistente en aquellos segmentos de mercado amantes de la cultura maya, interesados en hacer circuitos por la Península de Yucatán y todo el Mundo Maya, a quienes habría que atraer desde origen, con una interesante y bien planeada estrategia de marketing, promoción y relaciones públicas, que pudiera generar el interés en esos mercados emisores; en Europa, por ejemplo, lo que implica, uno o varios entes de promoción institucional, que hoy no existen (desapareció el Consejo de Promoción Turística de México -CPTM-) o una empresa comercializadora de experiencias turísticas para el Tren Maya, que tampoco existe, toda vez que el Tren será operado por militares, que con respeto para ellos, poco o nada saben de comercialización turística.

Es decir, que el controvertido Tren Maya, tiene poco futuro en cuanto a clientes turistas se refiere, si se sigue pensando en que su fuente de ingresos son los turistas actuales del Caribe Mexicano. Habría que atraer a otros y para ello hay que trabajar en promoción, marketing, diseño de productos turísticos, rutas y horarios establecidos, servicios de calidad internacional, información en idiomas y muchos otros etcéteras; ¿Quién lo hará, los militares?…

 

El otro asunto controvertido, más allá de la devastación de selva y recursos naturales, que ha sido señalada y documentada por numerosos grupos y activistas, es el riesgo que supone el hecho de que su estructura en diversos puntos esté soportada en la base kárstica de la región, en la fragilidad del suelo y en el hecho de que eso pudiera significar debilitamiento de la tierra, resquebrajamiento de la superficie y de la muy grave posibilidad de hundimientos, cosa que nadie desea, pero que preocupa a todos; sería lamentabilísimo un desastre por esas causas.

Se ha atentado contra la selva, la flora, la fauna y las comunidades en el marco de este proyecto y aunque es posible que existan medidas de compensación del daño, de reforestación y otras similares, estas no han sido ni informadas ni socializadas como es debido, lo que preocupa y ciertamente molesta a diversos grupos.

Finalmente, por cuanto respecta a la operación del Tren Maya, es de preocupar y de llamar la atención que como muchos otros proyectos que se van inaugurando, no exista la información suficiente respecto de logística, horarios, tarifas, formas de acercarse y eventualmente hacer negocios con el proyecto.

Los mexicanos en general, sentimos un profundo respeto y aprecio por el ejército; es una de las instituciones más queridas y admiradas del país por generaciones, sin embargo, es altamente cuestionable y eventualmente preocupante, que sea esta muy noble institución encargada ahora de proyectos turísticos tan importantes como aeropuertos, una línea aérea, el Tren Maya y otros que se mencionan como empresas hoteleras y más.

Que el muy noble y leal Ejército Mexicano se encargue ahora de tareas turísticas estratégicas, por una parte, los pone en competencia con la iniciativa privada; pone en riesgo la competitividad turística del país, toda vez que el desconocimiento, la impericia y falta de experiencia nos pone en desventaja frente a otros destinos competidores y finalmente, de alguna manera nos atemoriza la tentación del autoritarismo.

La disciplina castrense es fabulosa y respetada, pero como que no se antoja para la calidad y calidez que se demanda y se aprecia en el servicio turístico.

Para estar en el turismo, y sobre todo ahora, en este mundo tecnológico y competido, hay que saberle…

“zapatero a tus zapatos” reza un viejo y conocido refrán.

¿Cómo le entramos al Tren Maya?

 

Al Buen Entendedor…

 

sgrubiera@acticonsultores.com

 

 

 

 

 

Sergio González
  • Al buen entendedor
  • Presidente de la AMATUR
  • Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
  •  sgrubiera@acticonsultores.com