¿Por quién votar…?

por NellyG

 

 

Esa es la pregunta que cientos, si no es que miles de ciudadanos, se formulan por estos días, y que estará latente en las conversaciones de aquí hasta el primer domingo de junio en Quintana Roo. Pero lo verdaderamente lamentable del cuestionamiento, es que en ésta, como en otras ocasiones, como se suele decir coloquialmente “no hay ni a quién irle”; quizá en esta oportunidad más acentuado que en ninguna otra y el elector se siente francamente decepcionado y eventualmente desmotivado para ejercer su voto.

Las razones de este acertijo son claras y están a la vista, pero pocos se atreven a hacer afirmaciones y menos descalificaciones, pues nadie quiere ser juzgado después por quien resulte vencedor(a).

Es decepcionante, por una parte, que no existan verdaderos líderes, por quien todo el mundo se decante, que en verdad representen nuestros ideales y que en su actuar demostraran un verdadero amor y compromiso por esta tierra y por alcanzar mejores niveles de bienestar para los ciudadanos y por otra resulta lamentable, por decir lo menos, que en los partidos no exista ideología que valga, no prevalezca ética ninguna y sólo aflore el verdadero interés personal, de grupúsculos y la ambición del poder por el poder. Triste en verdad.

Por cuanto toca a los candidatos, en este y en otros estados, en esta y en otras elecciones, está claro que lo que les mueve, es ser postulados sin importar por cuál bandera, sin que prevalezca una ideología que los identifique.

Así, tenemos una candidata por ejemplo, que habiendo pasado ya por todos los partidos y habiendo levantado la mano con entusiasmo de aquellos que se han ensuciado con el más sucio lodo, incluso aquel que lleva a la prisión, y luego de haber enarbolado banderas pseudoecologistas, hoy se postula sin importar ni el color, ni la filosofía y mucho menos su pasado, ese del que no se puede hablar bien, pues su huella es notoria.

Preocupante también, que quien lidera las preferencias, haya sido reelecta por su municipio, para ocupar el cargo sólo tres o cuatro meses y luego buscar un nuevo cargo; en verdad me cuesta mucho trabajo entender esa parte de nuestra lastimosa y degradada política.

No puedo hablar de lo que no me consta, por lo que no habré de sumarme a la descalificación por actos de corrupción y de enriquecimiento ilícito. Lo que sí me consta es el estado que guarda la ciudad en la que vivo, que es lamentable, por decir lo menos, el abandono es la marca de las administraciones municipales.

Finalmente, de la candidata a la que menos pudiera reprochársele, sin duda los electores, dirán que carece de experiencia, esa misma por la que quizá no puede culpársele de nada, salvo el hecho insoslayable de la sombra de un partido por el que aún existen resentimientos. Me quedo con ella por haber sido una magnífica rectora y una mujer con verdad.

De los caballeros que acompañan la elección no diré nada, porque nada hay que decir de ellos, uno mundialmente desconocido y otro caprichoso, oportunista y con una experiencia tan pobre como su discurso.

En fin, que nos la han puesto más difícil que nunca.

Y de los candidatos a diputados, ¡madre mía! mejor lo dejamos para otro espacio. Lo triste de los legisladores no son sólo sus campañas huecas, sino su lamentable actuación cuando llegan al Congreso, y para muestra tenemos a los genios que ocupan las curules actualmente en la capital del estado, una vergüenza integral.

Que Dios nos agarre confesados…