¿Ser o no ser, amigos de nuestros hijos?

por NellyG

Mucho se ha dicho y comentado sobre si se debe o no se debe ser amigo o amiga de nuestros hijos e hijas; sin embargo, debemos iniciar analizando los términos y los conceptos de:

Amigo, amiga: Mantener un vínculo afectivo desinteresado entre dos o más personas, ¡Ser similares en estatus de identidad! Compartir momentos, dar de nosotros de manera desinteresada.

Padre, madre: Significa amar, educar, proteger, guiar y atender a alguien de menor edad y sobre todo estar conscientes de la enorme responsabilidad que esto implica.

Ser padres no es ser amigos. Son dos tipos de relaciones totalmente distintas; más allá de la condición biológica, también está, el que si eres su amigo o amiga estás dejando de ser su padre o su madre.

Lo que quiere decir que sí, puedes ser su amigo o amiga en momentos, y su padre o madre en otros momentos. ¡Pero no se puede ser padre o madre al mismo tiempo que amigo o amiga!

Beneficios de tener momentos de amigos: Se genera confianza, cercanía, conexión y el niño, niña o joven sabe y tiene la certeza de que puede contar con ese ser que ahora siente y sabe que es su amigo o amiga.

Beneficios de ser papa o mamá: Hay una mayor oportunidad de experimentar el manejo de autoridad, de respeto e incluso de seguridad, y ahí es cuando se fomentan los valores.  

¿En qué momento puedo ser amigo o amiga de mi hijo o hija? Cuando jugamos, los niños y niñas se sienten más cómodos (as) jugando con su amigo o amiga; se supone somos iguales en circunstancias, y el juego es parejo. Incluso para los adultos es el mejor momento de regresar a buscar a nuestro niño o niña interior; y cuando esto pasa, la conexión es increíble.

¿En qué momento debo ser padre o madre? Sobre todo, cuando hay que ser formales, una visita a la familia, unas vacaciones, una plática en serio y definitivamente cuando hay que corregir… Quien corrige es un papá o mamá ¡No haces a tu mejor amigo regañándote!

Una de las razones del aumento de personas narcisistas en nuestra sociedad tiene que ver con este mal manejo de lo que pueden ser momentos de gran valía para el desarrollo de los niños y niñas. Aprender cuando ser padres y cuando ser amigos es extremadamente muy importante.

Mi padre fue indudablemente mi mejor amigo, pero nunca dejó de ser mi padre; y siempre supe que cuando él daba una instrucción, ésta tenía que cumplirse. Mi padre se ganó mi respeto por sus acciones, por su congruencia entre su decir y su actuar y hoy que me toca ser papá, sólo espero que mi hijo sepa que aquí me tiene para lograr grandes momentos de convivencia y amistad, pero también deberá tener presente que ante todo seré siempre su padre.