Si bien Cancún es un destino que tiene oferta para todos y que es asequible a los más diversos segmentos de mercado, lo que realmente deberíamos promover es el Cancún de Lujo, porque es ahí en donde podemos encontrar la diferencia cualitativa que el destino requiere en cuanto al perfil de sus viajeros y nivel de gasto.
El Cancún tradicional, por así llamarle, el de sol y playa, prácticamente no requiere promoción, se vende solo. No digo que la promoción y publicidad no sean importantes y que no haya que invertir en ello, pero francamente si repentinamente se dejara de hacer a Cancún no le pasa nada, al menos al principio, toda vez que tiene una excelente imagen de marca conseguida luego de 43 años, y un magnífico posicionamiento en las preferencias de los viajeros de casi todo el mundo; sin embargo, como he dicho repetidamente, si se deja de desarrollar el producto, si se deja de innovar y se descuida la imagen urbana del destino, entonces sí que pasa, entonces sí que entraríamos en la inexorable espiral hacia el declive.
El Cancún de sol y playa de precios accesibles para todos lo promueven todos los días desde su trinchera las Agencias de Viajes, los mayoristas, los hoteleros, armando paquetes, subiendo ofertas a Internet, haciendo promociones puntuales, entre algunas de muchas estrategias, y lo promueven de diversas formas también los miles y miles de turistas que nos visitan, haciendo uso por ejemplo de las redes sociales, del trip advisor, y de muchas otras comunidades de viajeros virtuales. Cancún tiene pues su piloto automático para la promoción funcionando muy bien, y especialmente en los dos últimos años.
Sin embargo, me parece que existen oportunidades que nos ofrecen algunas tendencias en el turismo de lujo. Hay un claro avance y crecimiento en diversos destinos del orbe por el turismo de lujo, máximo confort y sofisticación en las preferencias.
Han acertado quienes han apostado por el desarrollo del mundo gourmet, el arte culinario y las ofertas de hotelería y restauración temáticas, en el concepto de la enología por ejemplo, entre otras.
El mundo del Spa ha crecido mucho, pero ciertamente se ha popularizado también; hoy el segmento del Spa demanda también sofisticación, vanguardismo, y se percibe cierto rechazo por la creciente masificación de este segmento.
Las compras en el mundo apuestan también por el lujo; la búsqueda irrefrenable de “la marca” y la experiencia de compras acompañada de un toque de champagne con cerezas y el chofer de guante blanco esperando a la puerta está siendo altamente valorada.
Los náuticos podrían también refinar su oferta y poner en el catálogo no sólo los yates de pesca y paseo, sino que éstos estén equipados acorde a las nuevas tendencias de lujo y de viajeros en búsqueda de estatus.
Ese mercado está ahí, existe, viajan y dejan derrama, pero hay que atraerlos con ofertas sofisticadas, sublimes diría, y con promoción y herramientas diferentes.
Estar en la camiseta del Espanyol de Catalunya o del Mallorca podría estar bien, porque los ve mucha gente, pero no necesariamente esa gente de la que estoy hablando, esa que llega a las suites, que gusta de las cavas, los quesos franceses y los yates de lujo.
En el mundo latinoamericano se empiezan a vislumbrar nuevamente algunos indicios de que habrá búsqueda de lujo, especialmente en Colombia y Brasil. El anuncio de no visados con los brasileiros a partir de mayo puede atraer a Cancún a este segmento de viajeros del más alto poder adquisitivo de ese país, que además experimenta un interesante crecimiento económico.
Cancún tiene oferta sofisticada y vanguardista en algunos hoteles, en algunos restaurantes, en algunos yates, en varios de sus campos de golf, en muy pocas de sus tiendas y plazas comerciales, y en los atractivos exclusivos de algunos de sus parques, delfinarios y otros escenarios de ocio. Pero se puede hacer más, mucho más. Claro, ello requiere que los valientes inversionistas se atrevan en pos de ese nicho de mercado.
Parece que no cabe aquí la vieja premisa de qué fue primero, “si el huevo o la gallina”… Cancún, sus empresarios y sus gobiernos deben invertir en el segmento de lujo y la promoción deberá ser sofisticada también, con tiros de precisión, con mejores herramientas de mucho mejor calidad, con la mira de obtener no más turistas sino turistas que gasten más.
Otro día hablaremos de nuestras islas, que deberían ser también Islas de Lujo…
Lo dejo pues por el momento, Al Buen Entendedor…
Cualquier comentario con esta lujosa columna, que siempre está investigando, favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com
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