Miguel Marzuca Castellanos
Twitter: @miguelmarzuca
Sin lugar a dudas el desarrollo de Quintana Roo es vertiginoso; en su corta vida como estado ha logrado posicionarse como líder nacional de la industria turística mexicana, por sus diversos destinos de sol, playa, ecoturismo, arqueología, aventura, cenotes, ríos y otras bellezas naturales con las que cuenta la entidad, los cuales han servido para generar más y mejores oportunidades de empleos bien pagados.
Sin embargo, el gran problema es que este desarrollo se ha concentrado en los destinos de la zona norte del estado, generando una desigualdad con respecto al sur.
Si bien es cierto que para disminuir estas desigualdades se ha intentado impulsar el desarrollo turístico del centro y el sur de Quintana Roo, esto no se ha logrado, independientemente de que Mahahual, Bacalar y Chetumal cuentan con infraestructura turística, carretera, aeroportuaria y hotelera.
En cuanto a Chetumal, como sabemos, es una ciudad portuaria y fronteriza con Belice, que cuenta con lugares para visitar como el Museo de Cultura Maya, el paseo marítimo, el Santuario del Manatí y los sitios arqueológicos mayas de Dzibanché, Kinichná y Kohunlich, pero cuyo principal detonante económico está totalmente en crisis.
El comercio que era la principal actividad en la capital del estado es prácticamente inexistente y el apoyo y las promesas del gobierno federal también.
El trato inequitativo en relación a las ventajas fiscales, salario mínimo y precio de combustibles que son importantes en la frontera norte son aplicables en la frontera sur.
En consecuencia, las desventajas para competir para ser atractivos a empresas o industrias son muchas y si a esto aunamos malos servicios públicos y nula inversión municipal el panorama es desolador.
Es urgente la revitalización comercial del sur del estado y no seguir viviendo de glorias pasadas.
Se necesita un comercio interno que genere recursos y aprovechar su situación geográfica. Debe ser normalizado el comercio fronterizo y se debe detonar un plan estratégico de promoción turística del sur de Quintana Roo, que tenga a Chetumal como el centro de esta actividad.
Desafortunadamente el gobierno federal no tiene un programa pensando en el desarrollo del sur y sus grandes obras no serán detonadoras de mayor progreso en la región. La ampliación del aeropuerto de Chetumal tendrá un verdadero sentido si viene acompañada de más acciones que consoliden inversiones y retomen la vocación natural de la capital del estado.
Parafraseando a Benedetti el sur también existe y tiene un potencial que si se aprovecha será de mucho beneficio para los ciudadanos y para las finanzas públicas. Quintana Roo lo necesita y el sur lo merece.