sábado, junio 21 2025 •  Latitud 21 • Emprendedores y Negocios en el Caribe Mexicano
  • Inicio
  • Secciones
    • Agenda
    • Emprendedores
    • Encuentros
    • En la 21 y otras latitudes
    • Foro Empresarial
    • Infografia
    • Libro Ecología y Espiritualidad
    • Lifestyle
    • Meridiano 87
    • Playa del Carmen
    • Portada
    • Responsabilidad social
    • Sube y Baja
    • Tech 2.1
  • Columnas de Opinión
  • Caribe Mexicano
    • Quintana Roo
    • Cancún
    • Playa del Carmen
  • Deporte y Salud
  • Ediciones Anteriores
  • Contacto
  • Otras Revistas del Grupo
Revista Latitud 21
Categoría:

Iñaki Manero

  • Bitácora de viaje
  • Comunicador
  • X: @inakimanero
  • Facebook @inakimanerooficial
  • IG:  Inaki_manero  

BITÁCORA DE VIAJE XI

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 junio, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

Siempre ha sido costumbre del mentiroso,

 de su crédito dudoso, jurar para ser creído.

– Juan Ruiz de Alarcón

Cuenta la anécdota, que un domingo, ya cansado de recorrer las calles de la gran ciudad (lo hacía en domingo porque en su grupo saben que es cuando la gente, por lo general, está en casa), su espíritu le impelía a no cejar en el empeño, en la gran cruzada a la que había prometido dedicar la vida. Se paró frente a la puerta, anudó la corbata, a pesar de los increíbles 30 grados para esa hora de la mañana, limpió juguetonas burbujas de sudor que nacían en las cejas y repitiendo el mantra de siempre, pulsó el timbre, estoico, aún conociendo la respuesta acostumbrada. Para su sorpresa, no hubo reclamo, ni réplica, ni mentada de madre. Con un sonido mecánico, la puerta de lámina se abrió y apareció el rostro afable de una mujer en su mediana edad. Considerando que sería una variación al mismo tema, aunque un poco confundido por la poca resistencia, comenzó el discurso acostumbrado…

   – Buen día, hermana. Soy Juan Pérez, ¿me permite hablarle sobre la Iglesia de…

   – Pase, pase –La mujer no le dejó terminar–. Hace mucho calor. Ha de venir cansado. Venga, entre a su pobre casa. 

   Azorado, obedeció. Tras un patio lleno de plantas en macetas de barro y un michi tomando lánguido el sol, entró a una pequeña pero bien iluminada sala.

   – Ahora viene mi marido. Siéntese, siéntese, por favor. ¿Agüita de limón?

   – Eeeeh…  Sí, por favor, gracias… no quiero que sea una molestia…

   – No, para nada –continuó la señora– es su casa. 

   En un momento, se integró el esposo. De sonrisa franca y mirada comprensiva. Saluda de mano al caminante, se sienta junto a su compañera en el mínimo love seat con estampados de margaritas. Rompiendo lo que un segundo más tornaría en silencio incómodo, la esposa habló:

   – Bien, don Juan. Estamos a sus órdenes…  Por favor, póngase cómodo y cuéntenos. ¿Qué le trae a esta su casa? 

   Juan mira a un lado, mira al otro, mira a la pared y se concentra en el punto en que el tapiz se empieza a desprender. La garganta avisa que no hay saliva para lubricar y toma un trago largo del agua de limón endulzada con piloncillo. Recuperando el habla, alcanza a balbucear…

   – No sé. 

   – Ah, caray. ¿Y eso? –Pregunta el marido con vivo interés. 

   – Es que…  Es que… Ejem.  ¡Es que en todos estos años, no me habían invitado a pasar nunca! ¡Y ahora no sé qué decir! 

   En el momento de escribir estas líneas, 23 de mayo de 2021, a unos días del 6 de junio, se aplazó a seis semanas los primeros resultados del peritaje a la tragedia (¿accidente? ¿incidente?) de la línea 12 del metro de CDMX. A unos días del 6 de junio, la capital del país está por pasar a semáforo verde junto con buena parte del territorio; a unos días del 6 de junio, no se ha terminado de vacunar a mayores de sesenta años, personal médico público y privado, mujeres embarazadas, mujeres y hombres de 50 a 59 o docentes. Ya anunciaron que en julio van de 40 a 49, 30 a 39…  Finalizar el esquema de vacunación para octubre con todo y 18 y más. Se dijo antes del 6 de junio. Hoy, 23 de mayo de 2021, México ha vacunado completamente al 9.1% de su población  https://ourworldindata.org/covid-vaccinations  El eterno gambito de la forma y el fondo o el truco de los espejitos. Bien lo decían los viejos, el que mucho abarca…   Campeche y Nayarit, que ya habían regresado a clases ante la insistencia del gobierno federal, reculan y vuelven a casa ante la presencia de casos. Ciudad de México, más cauta, anuncia el 7 de junio (un día después de las elecciones, pero de manera escalonada y opcional, advirtiendo que al primer infectado, todo para atrás).  

   En una encuesta local, realizada por la compañía norteamericana Morning Consult  https://morningconsult.com/form/global-leader-approval/ cuyos resultados se dieron a conocer hace un par de semanas en la conferencia matutina del presidente, se presumió casi con estridencia retadora, que este resultó el mandatario con mayor aprobación en el mundo. Sí, a unos días del 6 de junio. Alerta de “spoiler”: En realidad se hizo a casi tres mil personas, reitero, de manera local y sobre la popularidad de 13 jefes de Estado. O sea, al .0002 por ciento de la población mexicana le preguntaron sobre la popularidad del 7 por ciento de quienes gobiernan 197 países en el mundo, con una metodología que despierta más dudas que certezas. A unos días del 6 de junio. 

   Todavía parece que fue ayer cuando le escuché a mi abuelo don Belisario decir…  “Qué cierto aquello de que prometer no empobrece y no es lo mismo ser borracho que cantinero”. Amén, don Beli. 

   En un sillón, frente al vaso con agua de limón endulzada con piloncillo, un confundido Juan Pérez sigue sentado sin saber qué decirle al amable matrimonio.   

BITÁCORA DE VIAJE X

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 mayo, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

      “El político deberá ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo o el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido.”

                                                        – Winston Churchill

Con todo y que la meteorología o la economía son ciencias muy necesarias para seguir adelante con nuestras vidas, ambas se rigen, dirán algunos estudiosos, por las matemáticas del caos. Y en alguna bitácora hemos platicado sobre ese elemento caótico que no cabe en una explicación formal y que ha dividido su estudio en varias líneas de pensamiento: la humanidad. Así la política, que a veces responde a los dictados del obscuro laberinto del complejo reptil, la parte más primitiva de nuestro cerebro; aquella que brinca cada vez que se invade el espacio vital o alguien intenta darle un mordisco a la presa del otro, es en ocasiones, marcada por feroces apetitos que para saciarlos, es menester echar mano de un costal de mañas y artificios. Verdades a medias o francas mentiras; inventarle nuevos vericuetos a la retórica. Todo vale con tal de convencer. Desde lo más infantil, hasta la mezquindad nauseabunda. Sea usted testigo de un circo de varias pistas en donde el maestro de ceremonias le encantará con el mismo discurso adaptado a la situación presente; porque siempre habrá una situación presente para hincar el colmillo del viejo dinosaurio y salir airoso cuando los números y los logros no nos favorecen. Siempre, recordando el deporte nacional del cabeceo de balón, el otro, el del pasado, será el responsable. Aunque hubiéramos mamado del mismo seno. 

En política somos de memoria corta con eso de las lealtades, pero también con eso de los rencores. Extrañas alianzas e imposibles compañías de alcoba, son el menú de lo estrambótico. Hablando de anillos que vienen muy bien al dedo del señor, la oportunidad de convertir la angustia en moneda de cambio, como dicen, la pintan calva. Hoy, se sigue explotando la veta de las vacunas en la mina del oportunismo a unos cuantos días de las llamadas elecciones más grandes de la historia. En la alquimia, el vendedor de ilusiones, de pócimas curalotodo hechas con víbora de cascabel, te vende la idea muy trabajada de que gracias a él, no temerás al ángel de la muerte y no pasará por tu casa; hemos domado al dragón. Variaciones sobre el mismo tema han ido y venido desde que le creímos el cuento al primer vendedor de ilusiones, y es que, nuestro cerebro acostumbrado al pensamiento mágico, sin entrenamiento en la formación de criterio y construcción lógica, intoxicado por los neurotransmisores del miedo y la ansiedad, invariablemente cae en la misma narrativa.  

En teatro aprendí hace mucho, que un escenario realista no siempre es garantía. La distancia entre los asientos del respetable, los juegos de luz, el maquillaje y la habilidad para crear situaciones convierten en realidad la más disparatada ficción. Si te dejas llevar, una buena compañía teatral te llevará de la mano haciéndote olvidar, por el precio de un boleto y por lo que dure la representación, todas las miserias de tu día. Suéltate, confía… todo estará bien. Aunque, muy en el fondo, sepas que se trata de una ilusión. Así la política.  Su capacidad de credibilidad estará sometida a la preparación cultural e informativa de su público meta.  Desafortunadamente, en nuestras latitudes, y convenientemente para los ilusionistas, estamos muy lejos del nivel de comprensión y exigencia de resultados que garantizan el día a día de países más occidentalizados. La prueba irrefutable, es que a más de 200 años de Independencia, no hemos podido liberarnos del peor tirano: la credibilidad extrema al mismo cuento relatado, con matices, una y otra y otra vez. 

El Fondo Monetario Internacional pronosticó recientemente un crecimiento para México del 5 por ciento. Tal vez hasta del 7. Siempre y cuando…  se acelere el proceso de vacunación y el país pueda romper la cadena de contagios para retomar actividades económicas lo antes posible y lo más cercano a como estaba antes. De acuerdo con Our World in Data, la publicación en línea de la Universidad de Oxford convertida en bien público y de libre acceso a toda la humanidad, desde que nuestro país inició su esquema de inmunización antiCovid el 25 de diciembre pasado, únicamente el 3.9 por ciento de los 126 millones de mexicanos están vacunados de manera completa. Nada bien para la economía 16 a nivel mundial. Chile, economía 25, es el 30 por ciento. No, no cuenta densidad de población; cuenta logística y campañas eficientes sin mentiras ni malabarismos retóricos. Falta de presupuesto en investigación científica y tecnológica, vacunas supuestamente mexicanas que fueron creadas en Estados Unidos y el uso electorero de éstas, han convertido una obligación en el pantano monumental que ha estirado la liga de sufrimiento económico y de salud a miles de familias que llevan más de un año viviendo del complemento alimenticio de las promesas. Efectivamente, los políticos, así como los economistas y antes de los satélites los meteorólogos, pasan la mitad de su vida explicando por qué sucederá un fenómeno y la otra mitad de su vida, con maromas de distintas calificaciones, explicando y dando pretextos de por qué no sucedió.  Nuevamente Churchill fue infalible.  

La fin Justifie Les Moyens

por NellyG 1 abril, 2021

-¿? –

De cuando en cuando sucede y hasta se torna necesario quedarnos con un palmo de narices al darnos cuenta que lo que dábamos por un hecho en realidad era una completa sucesión de errores o de posverdades, malas informaciones, teléfonos descompuestos…  Así la frase con la que abrimos este espacio y que puede ser considerada como un buen ejemplo de consecuencialismo. Una acción puede ser correcta cuando el bien que genera a uno mismo o a los demás, supera en la balanza los males que podría acarrear.

En nuestro espacio radiofónico de las mañanas, comentamos el agrado que algunos sectores de la sociedad tienen por la interpretación de la máxima. ¿Es verdaderamente justificable lesionar, lastimar, dañar, vulnerar, engañar, defraudar para alcanzar una meta que garantice estabilidad social, económica, política? ¿Se puede alcanzar la felicidad comunal aún sabiendo que para lograrle dejaste una corona de miserias? El precio por un bien mayor, dirían políticos.

Y es justo al reflexionar en ocurrencias como “nos cayó como anillo al dedo”, cuando lo anterior adquiere más relevancia que la que quisiéramos admitir. Al momento de escribir estas líneas, México está a punto de llegar, cifras oficiales, a los 200 mil muertos por la pandemia.  Se rebasó y con mucho la expectativa catastrófica de los 60 mil augurada por el subsecretario de Salud.

En vísperas de la Semana Santa, los días que le dan certidumbre a la existencia del catolicismo y de otras iglesias de inspiración cristiana, creyentes, ateos, agnósticos e indecisos, reaccionan a un extraño ADN que los impulsa de manera a veces irreflexiva a tomar carretera y lanzarse, según sus posibilidades y en ocasiones, a pesar de ellas, a cualquier agujero lo suficientemente grande como para llenarlo de agua y hacer fiesta. Playas, balnearios tierra adentro, albercas públicas o privadas. Todo vale para este ritual carnavalesco.

Sin hacer juicios de valor, cada quien sus creencias y la manera en que las manifiesta. Ante la insistencia del mantra universal “quédate en casa”, se impone la urgencia por sacudirnos la depresión del encierro prolongado mientras desconectamos  el instinto de supervivencia. Y poniéndonos en el lugar de quienes tienen que tomar decisiones que tengan impacto en la vida de millones, la dicotomía entre prohibir el desplazamiento y observar cómo se desploma el pilar económico del turismo o arriesgarse a permitir un éxodo carretero y aeroportuario confiando en el buen comportamiento de una sociedad que no se ha caracterizado precisamente por eso, se antoja un callejón sin salida en donde, hagas lo que hagas, quedarás como el cohetero del pueblo: si detona, lo hace muy fuerte y si no, también fallaste. Se ha optado por el segundo camino, el de la indulgencia vacacional sin restricciones, porque “no somos un gobierno represor”. Honestamente no veo por qué permitir la existencia de leyes. Finalmente, todo se reducirá a no cumplirlas para mantener contento al “pueblo bueno”. El daño está hecho. No puedes exigirle al ciudadano falsamente empoderado que se ponga el cubrebocas para entrar al comercio o al restaurante, porque inmediatamente invocará el argumento “trespesino” (neologismo cortesía de mis amigos callejeros) de que estamos en un país libre, son sus derechos, el presidente no lo usa, etcétera.  ¿Cuánto daño nos ha hecho la absurda ocurrencia plagiada del 68  francés “prohibido prohibir” que tanto le festejan al jefe del Ejecutivo? Por cierto, tampoco la inventó René Casados. ¿Miles, decenas de miles de muertos, hospitales saturados para mediados de abril? Y entonces…  un par de meses antes de las elecciones en las que el partido en el poder y sus aliados se juegan la mayoría en el Congreso, aparecerán millones de vacunas y a una velocidad pasmosa, en logística inédita, se inmunizará a una mayoría suficiente como para romper la cadena de contagio para finales del verano. No es para escandalizar a nadie; se hace en todo el mundo. Los programas sociales, las iniciativas más populacheras y los apoyos de pan y circo despiertan del letargo en vísperas del gran derby político. También despertarán las millones de vacunas, no importa su procedencia y las promesas que se tengan que cumplir a otros países para obtenerlas “a préstamo”.

¿Valió la pena? El contar mil veces y en mil foros que ya domamos la pandemia y que la luz al final del túnel ya está cerca. Que los ingresos hospitalarios han bajado, que todo está muy bien y que gracias a nosotros, estás saliendo adelante. ¿Qué son 200 mil muertos y contando ante la futura felicidad de 126 millones que seguirán gozando de las bondades de nuestras decisiones? El mismo Maquiavelo escribió El Príncipe como un compendio de recomendaciones a Lorenzo de Médici para unificar la península itálica y sin embargo, a pesar de sugerir el poder estabilizador de la mano dura para restablecer la paz, nunca llegó a la osadía de afirmar lo que durante siglos se le ha atribuido. De vivir, voltearía indignado por la calumnia. No; El Fin Justifica los Medios no es del él. Quizás alguien quiso hacer un gran resumen de El Príncipe; quizás fue el mismo Napoleón quien hizo la anotación luego de su lectura o Blaise Pascal difundió la fake news sobre la supuesta autoría. O fue alguien con la suficiente falta de escrúpulos quien regó la pólvora sabiendo que no faltarían aquellos que hicieran un medio de vida y sobrevivencia el eternizarse en el poder a costa del dolor de, total, unos cuantos. Por cierto, hay todavía una recompensa de algunos miles de florines para quien identifique al autor. Seguro saldrán muchos candidatos.

BITÁCORA DE VIAJE VIII

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 marzo, 2021

  ¿Quis custodiet ipsos custodes?     

Juvenal

Los seres humanos siempre hemos tenido una inclinación por lo fantástico; por el pensamiento mágico. Por creer, a veces a pie juntillas, que algo superior a nuestras capacidades vendrá en el último minuto para resolver las más terribles tribulaciones. Los latinos le llamaban Deus Ex Machina, el dios que sale de la máquina en traducción literal. En el teatro antiguo, era un recurso muy usado que en el momento más trágico y desesperado de la obra, por medio de un mecanismo, aparecía un actor representando a Hércules, Apolo o Zeus, para solucionar el problema y todos contentos. Y de ahí pasó al cine. ¿Recuerdan a Han Solo y Chewbacca en el último momento, disparando hacia la nave de Darth Vader para que Luke pudiera afinar la puntería y que los torpedos de protón pasaran por la mínima abertura provocando la reacción en cadena que destruyera esa siniestra Estrella de la Muerte? Bueno, pues ahí tienen uno de tantos ejemplos contemporáneos. No hay nada nuevo bajo el sol en cualquier galaxia muy, muy lejana o cercana. Y estos recursos obedecen a una necesidad, dicen los sociólogos, insertada muy en el fondo de esa inmadurez colectiva al vernos desarmados, despojados en argumentos y posibilidades de afrontar lo que el medio ambiente nos arroje. 

Los políticos, erróneamente -para fortuna de ellos- , etiquetados como personajes con pocos alcances imaginativos, han aprovechado tan humana condición para hacerse más que necesarios, indispensables. Más que carne y hueso, divinos. Más que divinos, incuestionables, omniscientes. Pero, al igual que todas las mitologías en la historia, a la larga, desechables hasta que aparezca alguien con mayor poder de seducción.  El líder nunca tiene la culpa; la tienen los de antes. El líder nunca se equivoca; lo descontextualizaron. El líder nunca dijo lo que dijo; todo fue obra de una edición provocada por los enemigos que lo quieren destruir. El líder, puede condenar y calumniar, pero siempre será la víctima de un complot cuando se le señala un yerro. “Soy responsable del barco, pero no de la tormenta”, dijera el inmaculado José López Portillo, zanjando para siempre toda responsabilidad sobre la catástrofe petrolizadora. “Ya nos saquearon. ¡Ya no nos volverán a saquear!”, decía el aludido entre lágrimas durante su sexto y último informe digno de la Diosa de Plata por sobresaliente y destacado histrionismo. No hubo, porque no había, peso suficiente para objetarle que su sueldo como mandatario no le alcanzaba para mandar hacer un complejo de mansiones en Bosques de las Lomas, apodado, porque así es el pueblo, como Colina del Perro en alusión a otra frase célebre: “Defenderé al peso como un perro”.  Y tenía razón; nada más que nunca dijo que se trataba del peso en su bolsillo. 

Como dijera Julio Iglesias, la vida sigue igual. A casi cuarenta años de esta tragedia tropicalizada, seguimos esperando al Quetzalcóatl que salga de entre nubes y rayos para restaurar el orden, la paz y la justicia ante el despojo. Parafraseando a mi abuelo: “Quien no conoce a Dios, a cualquier barbón se le hinca”. Cada seis años, al que llegue, “ése es el bueno”.  Y el bueno, no aparece. Pero el que más, el que menos, se beneficia de estos seis años siendo gran tlatoani. Algo ha cambiado, pero no mucho. La fuerza de la costumbre acecha a la fuerza de la razón. 

Justo en días pasados, la Auditoría Superior de la Federación, organismo autónomo pero que reporta a la Cámara de Diputados, y que por cierto dio a conocer la investigación sobre el megafraude conocido como Estafa Maestra, hizo público su trabajo de 2019. Nada más irregularidades por 67 mil 500 millones de pesos. La mitad corresponde a estados y municipios y el resto, a programas estrella del gobierno federal. Por ejemplo, Jóvenes Construyendo el Futuro, en donde presuntamente se otorgó dinero a personas fallecidas, personas que ya gozaban de otros beneficios sociales o personas que vivían en domicilios que no existen o trabajando en negocios fantasma. Otra joya: la cancelación del aeropuerto de Texcoco costará casi 332 mil millones de pesos; 232% más de lo que en su momento se dijo, alrededor de 100 mil millones. O sea, nos costará más, a ti y a mí que pagamos impuestos, la cancelación que terminar una de las centrales aéreas más modernas del mundo. ¿Y la corrupción? Cierto. ¿En dónde están las pruebas, los detenidos y procesados por ese, el argumento principal de su abandono?  El problema son las promesas de ser diferentes viniendo del mismo molde que sus antecesores. La clase política, siempre en la parte alta de la pirámide. Esos que se la pasan quejándose de que los anteriores son unos corruptos y que ellos de contar con el voto, sabrían hacerlo. Como por ejemplo, bajar la gasolina a diez pesos el litro. ¿Ya tenemos una seguridad social suecodanesanoruega?  Ellos, cada seis años, encarnados en nuevos-viejos rostros son los que nos cuidan, nos vigilan, nos custodian y salen en el último minuto para salvarnos de la entropía. Sobre lo mismo se preguntaba hace dos mil años con cierta malicia el poeta romano Juvenal: ¿Quién cuida a los cuidadores?  

BITÁCORA DE VIAJE VII

por ahernandez@latitud21.com.mx 4 febrero, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

“Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte”. 

-Gabriel García Márquez.  El Amor en los Tiempos del Cólera

Para trabajar en un medio masivo de comunicación y comunicar, quienes desempeñamos la chamba debemos, por lógica, estar informados. ¿A qué audiencia vamos dirigidos? ¿Qué vamos a decir y cómo presentar la información? ¿Cuáles son nuestras fuentes? ¿En dónde termina la información e inicia el punto de vista personal a esa nota? A pesar de manejar todos los días material muy sensible que pudiera ser contaminado por nuestra propia óptica sobre el mundo, también cometemos errores y dejamos que el hígado hable cuando el hecho como tal debería únicamente ser reflejado. Al mejor cazador se le va la liebre, dirían los viejos. O caemos en imprecisiones. Estamos tan seguros de que algo será así, que lo vaticinamos sin rango de error.  También decían los viejos que cuando el hombre propone, los dioses se mueren de la risa. No hay nada más seguro que el hecho a destacar y ni siquiera así tienes un cien por ciento. Los sentidos pueden engañar al reportero aún frente a lo acontecido. Tal vez los físicos cuánticos tienen razón cuando hablan sobre la incertidumbre de a qué órbita brincará un electrón de un instante a otro. De repente, lo que dábamos por cierto y verificado, no era tal. Siempre existe ese rango misterioso de las probabilidades, la sincronicidad y la pretendida casualidad (¿o causalidad?). Ningún médico serio te ofrece una posibilidad de cura o éxito de un tratamiento, medicina, bálsamo, al cien por ciento. Saben que más allá de un sano 90, se erige la mansión de la incertidumbre. La diferencia está en el diablo de los detalles, en las matemáticas del caos. Tal como lo explicaba Michael Crichton en su entretenida y novedosa (pero muy alejada de certezas científicas y sin embargo sí para una sabrosa especulación de café) Parque Jurásico, al integrar un elemento caótico al ambiente controlado, se produce una reacción en cadena de eventos catastróficos. Es la base del cine de desastre. Ya lo habíamos comentado: todo inicia cuando hay un científico que predice por la vía matemática que algo malo está por ocurrir y nadie hace caso. Hoy estamos viviendo nuestra propia cinta de horror. Si algo ha roto la misión periodística de reseñar el mundo de la manera más certera, es el surrealismo, que en un tris es capaz de transmutar lo impensable en medible y pesable. Es curioso que tal vez debido a algún instinto de sobrevivencia, no alcancemos a reconocer que nosotros somos ese elemento caótico dentro del parque de diversiones. Esa falla en el sistema que hará que los dinosaurios (y ahora cito a los guionistas de la versión cinematográfica) salgan de sus jaulas y se coman a los turistas. Y los mexicanos tenemos esa peculiar facultad para lograr lo imposible. A veces, no con lo que conscientemente todos quisiéramos. Como ir ganando 3-0 y esforzarnos para que nos empaten y eventualmente el rival termine adelantando en el marcador. Sí, históricamente nos fascina estar del lado del derrotado, del humillado, del dolido, del conquistado. Y si no existen razones para probarlo, hacemos todo lo posible por inventarnos lo que nunca pasó para seguir en el fácil papel de víctima. Y claro, después exigimos disculpas por hechos que ya no conciernen a nadie. A dignos nadie nos gana.  Cierto, llevo las tres cuartas partes del espacio que amablemente me prestan para comunicarme contigo cada mes y seguro te preguntas a qué hora entraré en materia luego de tanta retórica. Pero ojalá compartas mi catarsis, porque, de repente, los aprendices de oidores y veedores del mundo también recordamos que llevamos piel y entrañas. Toca a cada quien hacer el ejercicio de reflexión. El dolor nos ha pegado ya a muchos mexicanos en la línea de flotación. Un misil que nadie quiso ver. A la hora de escribir esto, 1,803 fallecidos en 24 horas. Insisto e insistiré: el gobierno central ha tenido gran responsabilidad en este drama y en algún momento deberá responder al juicio de la historia; pero la otra parte ha sido desnudada por la pandemia de manera despiadada. No hemos querido desarrollar una capacidad crítica suficiente como para pensar que el bien común es nuestro bien. ¿En qué momento rehacer nuestra vida social se volvió más importante y apremiante que agregar unos años más a la vida? Y digo agregar más años a la vida porque muchos mexicanos, antes de la era covid, seguían viviendo o semiviviendo con diabetes, obesidad, hipertensión. Los pacientes infectados con el virus y cuya situación se agravó, vivían hasta con cinco comorbilidades. Esto es, muchos sin saberlo o sin querer saberlo, ya teníamos sobre nosotros una sentencia de muerte a mediano plazo. La pandemia simplemente nos desnudó; nos exhibió. Política, económica, social y espiritualmente, y nos dio el empujoncito de un camino que muchos elegimos andar con el estilo de vida. Algunos tienen una segunda oportunidad para hacer y decidir lo correcto antes de que, como apuntara García Márquez, la consecuencia nos provoque rendirnos ante la intransigencia de la muerte. 

En memoria de tu padre, tu madre, tus tíos, hermanos, hijas, hijos, primas, primos, amigos y compañeros de trabajo. Que nunca nos dijimos cuánto nos queremos y cuánto nos perdonamos.  

Entretenimientos de pandemia

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 octubre, 2020
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

IV

Una rifa en donde no se dio nada y en donde el regalo era dinero pagado por la misma gente que pagó 500 pesos por un boleto y los ganadores recibirían premios de 20 millones de pesos. Lo recaudado iría para abastecer a hospitales públicos en el país que luchan contra la pandemia.  Curiosamente, por los boletos que el gobierno federal regaló a varios de estos centros de salud y que a la postre resultaron premiados, se pudo paliar, que no solucionar, la grave escasez en mascarillas, caretas, trajes, etcétera y el Ejecutivo queda como benefactor del pueblo.  Sin meternos en el análisis profundo de esa monumental maroma y las pérdidas que ocasionó al querer rifar algo que ni siquiera se ha terminado de pagar y por lo mismo, no es nuestro y que no se ha vendido, por mucho que el tema sea recurrente en las homilías mañaneras, salta una pregunta que a mi juicio desarma toda la diversión del juego: ¿Por qué entrar a una rifa o sorteo cuyo fin es ayudar al sector salud cuando yo pago mis impuestos precisamente para eso? Y otra, ya picados en el asunto: ¿Quién ordenó reducirle el presupuesto a un sector fundamental para el movimiento de un país y para qué?  De enero a mayo, el recorte fue de mil 884 millones de pesos, según cifras de la misma Secretaría de Hacienda. Ya con la pandemia encima, el Programa de Vigilancia Epidemiológica sólo recibió 152.2 millones de los 249.4 acordados. 96.9 millones de moche. Hasta el mismo Dr. Gatell en su subsecretaría de Prevención y Control de Enfermedades quedó corto 47 millones de pesos.  Qué bueno que llevábamos preparándonos desde hace tres meses para la contingencia, según AMLO.  ¿Es la rifa no rifa un distractor popular y populachero para tapar el desvío hacia los programas clientelares que lo mantienen a él y a sus pares en la cima de las encuestas? ¿Es más importante en este momento el tren, la refinería y el aeropuerto (sin hacer juicios de valor sobre su utilidad a corto, mediano y largo plazos) que efectivamente evitar la muerte, por falta de pertrechos, de tantos médicos, enfermeras y camilleros en este macabro récord mundial?  A ojos vistas, la responsabilidad es compartida entre autoridades renuentes a la aplicación de pruebas diagnósticas para ofrecer cifras lo más cercanas a la realidad y el comportamiento de una sociedad acostumbrada a no tener consecuencias sobre sus actos y por ende, odiar cuando se les indica lo que tienen que hacer.  Cuando se le quiere cuestionar al jefe del Ejecutivo sobre el manejo de la pandemia en cifras y argumentos concretos, siempre habrá un molécula o un pirata para salir al paso preguntando trivialidades. Sí, distractores. 

En una próxima ocasión, si me lo permiten, hablaremos del llevado y traído chayote.  Personalmente, no lo consumo ni en ensalada, pero es curioso que el vocablo haya sido retrotraído desde otras cavernícolas épocas priístas a la era en donde todo es transparencia, honestidad valiente y lucha contra la corrupción. ¿Por qué el interés de lanzarlo al ruedo de las redes sociales y generalizarlo en repetición ad náuseam entre los habitantes del vecindario cibernético? Baste decir que se trata de una estrategia –muy mala, por cierto– para desprestigiar el trabajo de periodistas sin sesgo o con él, pero que describen lo que ven y comentan con argumentos lo que piensan, le guste a quien le guste.  Mientras tanto, quede la presente como una advertencia de que ahora mismo, en el sexenio en que todo cambiará para México, las mañas del pasado, operadas tras bambalinas por los mismos mañosos del pasado, siguen funcionando. ¿Alguien recuerda al chupacabras?  Un criptozoide salido de las brumas de la ignorancia científica, creado en los laboratorios del engaño popular en lo que la clase política de nuestro país tomaba oxígeno luego de unos 94 y 95 horribles; un caldo denso y espantoso de cadáveres de candidatos y funcionarios, insurrecciones sureñas y crisis económicas que amenazaban con esparcir el contagio de la inestabilidad en una nación que llevaba casi 70 años de una nerviosa, endeble y artificial paz social.  Así funcionaban las cosas. Se hacía y se decía lo que de Los Pinos bajaba hacia los medios de comunicación y sin chistar. Si la nota indicaba que el chupacabras había sido visto en Querétaro y al otro día en Zacatecas, por muy ridícula que esta gira del terror pareciera, por lo menos debía ser destacada en los despachos informativos.  No era obligación comentarla, sin embargo. Una nueva generación de periodistas no alineados estaba siendo el dolor de cabeza del sistema. El “los cocodrilos vuelan porque lo dijo el señor presidente, se estaba poniendo en duda públicamente en la tinta, la cámara y el micrófono y no en los cafés y en las cantinas en donde se ahogaba la frustración profesional.  Pero, como dijera la nana Goya, “ésa es otra historia” de miedo, como la de la consulta ciudadana y considerar a la gente ministerio público. Juanga diría desde su descanso: ¿Pero qué necesidad? 

  • 1
  • …
  • 7
  • 8
  • 9
  • 10

Descarga la Edición Junio 2025

Columnas Editoriales

  • CEO grupo GORAT SECU Seguridad en México: La prioridad que no puede esperar 

    2 junio, 2025
  • Bitácora de viaje LVIX

    1 junio, 2025
  • Historia de la seguridad privada

    1 junio, 2025
  • Confía en el universo y observa qué sucede

    1 junio, 2025
  • El estilo del embajador Ron Johnson

    1 junio, 2025
  • La hipocresía colectiva

    1 junio, 2025
  • Urgente, proteger a los niños

    1 junio, 2025
  • Medio millón de empleos menos 

    1 junio, 2025
  • Costa de Puerto Juárez-Punta Sam: Anomalías y oportunidades

    1 junio, 2025
  • Siguen las inversiones en Q. Roo

    1 junio, 2025
  • Paros y sargazo, doble amenaza

    1 junio, 2025
  • Silencio judicial, riesgo empresarial

    1 junio, 2025
  • Del plato a la boca

    1 junio, 2025
  • La mejor ciudad del mundo

    1 junio, 2025
  • Simulación para someter al Poder Judicial en México

    26 mayo, 2025
  • Anomalías y áreas de oportunidad en la Costa de Puerto Juárez-Punta Sam, Caribe Mexicano

    19 mayo, 2025

Revista Proyecto Brújula

Cancún iTips

AGENDA

  • Junio 10 al 12 • ExpHotel Cancún 2025

    1 junio, 2025
  • Junio 13 al 14 • Copa Cancún de Pesca

    1 junio, 2025
  • Junio 14 al 18 • IPW en Chicago

    1 junio, 2025
  • Junio 19 • Summit Turismo Digital

    1 junio, 2025
  • Junio 27 al 29 • Nacional Infantil de Ciclismo

    1 junio, 2025

El Molcajete

  • La gastronomía es una opción turística.

    1 junio, 2025
  • 1ro de mayo, celebrando los derechos de lo laboral.

    1 mayo, 2025
  • Los conciertos generan derrama económica tangible.

    1 abril, 2025

Infografía

  • Burnout: Trabajar hasta el agotamiento

    1 junio, 2025
  • No dejes pasar lo que es tuyo

    1 mayo, 2025
  • Semana Santa: Playas, el destino favorito 

    1 abril, 2025
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • Youtube

@2020 - Todos los derechos reservados. Diseñado por Latitud 21

Revista Latitud 21
  • Inicio
  • Secciones
    • Agenda
    • Emprendedores
    • Encuentros
    • En la 21 y otras latitudes
    • Foro Empresarial
    • Infografia
    • Libro Ecología y Espiritualidad
    • Lifestyle
    • Meridiano 87
    • Playa del Carmen
    • Portada
    • Responsabilidad social
    • Sube y Baja
    • Tech 2.1
  • Columnas de Opinión
  • Caribe Mexicano
    • Quintana Roo
    • Cancún
    • Playa del Carmen
  • Deporte y Salud
  • Ediciones Anteriores
  • Contacto
  • Otras Revistas del Grupo