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Revista Latitud 21
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Iñaki Manero

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BITÁCORA DE VIAJE XIV

por NellyG 31 agosto, 2021

                                                     

   La necesidad es ciega hasta que se vuelve consciente. La libertad es la conciencia de la necesidad.

                                                  -Marx (el filósofo, no el humorista).

– Amigo mío, ha sido una canción muy, muy larga y difícil de escribir; pero cuando la terminemos, la vamos a cantar en casa todos juntos. – Me decía aquella agradable y aireada tarde en Miami Gloria María Milagrosa Fajardo García. Nacida en La Habana el primero de septiembre de 1957 y emigrada a los Estados Unidos. Su padre había sido parte del equipo de seguridad de Fulgencio Batista, el dictador (algunos le llamarían títere) de la isla. Gloria hizo toda su vida en el país vecino. Primero en Texas y después en Miami. Técnicamente “casa” sería el pay de manzana o la cheeseburger antes que la vaca frita o los moros con cristianos. Salió de la tierra de sus mayores a los dieciséis meses. Mucho menos, la de sus abuelos asturianos. Ella, su esposo desde 1978 y sus dos hijos, tienen más raigambre norteamericana y por supuesto, a pesar del casi impecable español con el que se expresa (con acento caribeño y todo),  no puede evitar comprensiblemente, decir “succseso” en lugar de “éxito”.  Pochismos totalmente veniales.  Lo juro, yo iba a entrevistarla por otra cosa; por el extraordinario trabajo en el que ha destacado desde principios de los años 80. También confieso que no pude evitar el prurito por preguntarle sobre su militancia anticastrista; finalmente, cuando haces periodismo de espectáculos huyendo del chisme barato, conocer al ser humano te lleva por caminos mágicos y misteriosos.  Creo que lo más valioso de la charla, cumplida mi misión, fue una plática con mojito (con azúcar) a grabadora apagada de unos 20 minutos más.

   Gloria es una de tantos disidentes cubanos con los que me he encontrado en la brecha. Algunos tuvieron la oportunidad de representar al país natal en naciones  del llamado “mundo libre” y decidieron pedir asilo. Como ha sucedido con las delegaciones del finado bloque soviético cada vez que tenían la oportunidad cada cuatro años en juegos olímpicos o en la gira de aquel afortunado balet nacional. Tras el fracaso comunista y la emergencia de la Perestroika y el Glasnost, la isla caribeña comenzó a sentirse más sola y menos apoyada por un hermano mayor que respaldaba las decisiones del líder perpetuo aún con gérmenes latinoamericanos en formación desde los años 50 y que hoy van armando un bloque populista de izquierda; como si siguieran un manual. ¿Lo habrá tal vez? Foro – ¡cof, cof! de Sao Paulo – ¡cof!  que por cierto sigue teniendo muy entretenidos a los analistas de centro hacia la derecha y también a algunos ubicados en izquierda moderada sobre las verdaderas intenciones de este club de países latinoamericanos iniciado a iniciativa de Castro & Co. siendo México, por cierto, con la nueva administración federal, miembro con partido en el poder y otro, el PT, en coalición.

¿Se busca una cubanización del hemisferio? Es evidente la simpatía que el gobierno de López Obrador mantiene hacia la isla, a Venezuela, Argentina y Bolivia. La deferencia es incuestionable.  ¿Se hará realidad la ilusión de Ernesto Guevara de llevar el pensamiento revolucionario al continente? Difícilmente. Son otras realidades a pesar de que algunos países insisten en copiar o tropicalizar un sistema anquilosado que ha mostrado su fracaso una y otra vez en los últimos 40 o 50 años. ¿Sigue siendo Cuba exportador del viejo modelo marxista con las vetustas consignas y también los mismos resultados? La respuesta a esta pregunta podría ser un sí, pero de dientes para afuera si intentamos comprenderlo como un genuino interés por el bienestar del pueblo, sobre todo cuando conocemos la vida poco revolucionaria y austera que realmente llevan familiares y allegados de la claque en el poder comparado con el racionado día a día de esa otra Cuba, la que vive detrás de la escenografía; en esas bambalinas vedadas al turista. Cualquier intento por defender el abandono y aislamiento, desde la comodidad de un iphone XII en redes sociales es incluso hasta obsceno. Y desde luego, aferrarse al aburrido mantra “es el miserable bloqueo” para explicar por qué ya no funciona tan bien la mentira engendrada desde el primero de enero de 1959, es osado por su ignorancia.  ¿Esto que lees es un feroz ataque al socialismo? Lo sería si el popurrí intelectualoide de teorías políticas y económicas pudiera recibir en algún momento el calificativo de socialismo. Aquí es cuando una dictadura se da la mano con la otra, independientemente de la ocurrencia con que quieran disfrazar el movimiento. Todo se resume a dos palabras: Poder y control.  Sólo en una dictadura que ofrece lo que aquí jocosamente llamamos atole con el dedo,  sucede que los ciudadanos sean convocados a elecciones de candidatos designados por el Estado de partido único en la ilusión de que en Cuba, cualquier guajiro puede postularse a la Asamblea Nacional.

   Reflexionaba en que la antigua isla Fernandina, gobernada durante siglos por un imperio y luego, a la debacle de este, por el siguiente y luego por quimeras  movidas por hilos o por negocios familiares, no ha tenido la posibilidad de ver nacer la conciencia de la necesidad que, irónicamente, invocaba Marx. Cuántos disparates cometemos al interpretar a nuestro arbitrio a quien ya no está físicamente para contradecirnos.  Me levanté de la mesa, tomé mi grabadora, desde hacía tiempo silente, honré por última vez esa mirada llena de fuego y reivindicación, estreché una mano firme y orgullosa, sonreímos honesta y familiarmente. No hubo preguntas ni necesidad de explicaciones; ambos sabíamos que el otro también tenía una deuda histórica, paterna, íntima con Cuba. 

   Gloria Estefan, cubana, norteamericana, del mundo, se perdió en el laberinto de salones llevada casi a la fuerza por su asistente. “Tight schedule, Gloria!”, le decía. Último trago al mojito preparado magistralmente por Ulises, el cantinero del hotel y con ese sabor a menta y a fin de tarde magnífica, me fui por la otra dirección del pasillo. En mi mente… ¿cómo iba?…   Ah, sí…   De mi tierra bella, de mi tierra santa, oigo ese grito de los tambores y los timbales al cumbanchear.    Y ese pregón que canta un hermano que de su tierra vive lejano…    Ojalá algún día la cantes ahí, con fuerza, en casa.

              Iñaki Manero.

BITÁCORA DE VIAJE XIII

por NellyG 1 agosto, 2021

                                       

“Aquel que podría haber sido una antorcha y se inclina a ser solamente una cadena, es un desertor.”      

                      – José Martí.

   – ¿Por qué nunca regresaste? – Le pregunté aquella tarde de varias en que le acompañaba a tomarse su coñac y fumar el puro de la jubilación.

   – Por… tristeza. – Me miró con esos ojos verdes que contaban historias; que narraban Guernica, el Athletic de Bilbao, la Trasatlántica Española, Veracruz, Nueva York… La Habana. Siempre La Habana. – Quería llevar a tu madre y por una cosa u otra no se podía. Luego, cuando sí se pudo, llegó el 59 y…

   – Ya. Los Barbones.

   – Eso. Al principio pensábamos “Bah, cambia el poder de manos y el mes que entra, hala, que siga la fiesta”, pero no.  No sé si Batista era un dictador; probablemente sí. Y los casinos, con la mafia metida de cuerpo entero en el juego y la prostitución. Pero, ¿te digo qué podía hacer el cubano entonces? Elegir. Hoy me dicen que no votan; que las cartas las revisan; que no pueden salir; que todo pa’l Estado. Que la gallina no es tuya, que te la prestan, pero tú la trabajas hasta que se muera; tres huevos pa’Fidel y uno pa’ti. Ese ha sido el gran problema del hombre. Le molesta la libertad del otro. – La nube de humo que sale de su Partagás, lo pierde por un instante en la aromática neblina de otro universo paralelo.

   La conversación con mi padre me viene a la mente, como muchos recuerdos más cuando pasas del quinto piso, y se decantan como si esos días y esas noches, hubieran sido míos. El olor a sal y algas podridas del malecón con el viento del norte; la orquesta que se escucha a lo lejos; lo mismo un swing que un chachachá. Descender del Covadonga atracado en el muelle y esperar los abrazos y los brindis de los amigos extrañados.  Pero la efeméride pertenece a otro mundo, a otro análisis personal y afectivo que, por muy aparentemente idealizado, existió y es que luego del primero de enero de 1959, el planeta asistió a otro fenómeno de catalepsia histórica y acercó el geopleito de vecindario más próximo de lo que uno de los bandos en pendencia hubiera querido y de paso, creando ciertos contenidos mitológicos contemporáneos interesantes para el microscopio de las ciencias políticas. ¿Alguien dijo bloqueo?

Una de las palabras más reiteradas durante la interminable ristra de discusiones, peleas, insultos y descalificaciones que hicieron arder apasionados debates luego del histórico (en realidad todo es histórico, pero se hace énfasis en la palabra cuando de verdad el tema es de trascendencia cósmica) despliegue social en varias de las ciudades más importantes de Cuba, fue “bloqueo”.  Y aquí radica parte de esas fábulas de la guerra fría con las que muchos baby boomers/Gen X crecimos. La contracultura Hippie, la foto de Korda en carteles y camisetas, el santificado mundo libre defendido por Bond, James Bond o el siniestro e inhumano bloqueo con el que la perversión del imperialismo yanqui ha matado de hambre al pueblo de Cuba y la heroica resistencia de la Revolución. Patria o muerte, ¡venceremos! Así crecimos y así, muchos, gracias al escrutinio de la lectura generosa en bibliografías, las conversaciones, las entrevistas y los viajes fuera del itinerario del turista domesticado, hemos ido rompiendo y deconstruyendo como si creáramos una nueva especie de bestia organizada pacientemente hueso a hueso, músculo a músculo, neurona a neurona. La Historia (con mayúscula), como una ciencia pendiente de su reivindicación. Tal vez el resultado nos guste, tal vez nos choque, sin embargo, es un ejercicio de justicia. Pero el espacio se reduce con cada idea y tan solo como proverbial mosca en la oreja…  “Que no.” – discutía mi padre-. “Eso de bloqueo son chorradas”.  Ciertamente, la palabra bloqueo es sumamente agresiva; me recuerda a un partido de futbol americano y probablemente, hablando de la isla caribeña, fuera de la imaginación de quienes lo siguen creyendo, lo hubo durante la crisis de los misiles en el 62 para evitar la llegada de más barcos soviéticos cargados con apocalípticos fuegos artificiales. El resto forma parte de una narrativa en el rejuego ideológico en donde cada participante tiene su muy merecida culpabilidad y protagonismo.  Castro, como amo y señor de la Revolución, decidió al confiscar empresas norteamericanas, que serían expropiadas para el bien del pueblo y nunca pagó indemnización. El castigo fue, palabra distinta, connotación distinta, un embargo económico que se suaviza durante las administraciones “demócratas” en Estados Unidos, como sucedió durante la era de mayor acercamiento en años con Obama. ¿Con esto estoy intentando exculpar a la Unión Americana? Muy lejos de eso. El embargo ha generado daños por cerca de 125 mil millones de dólares a la economía insular. Pero no nos equivoquemos: Estados Unidos es el quinto socio comercial de la isla. Cada año envía miles de toneladas de alimentos, además de las remesas que mandan los exiliados; unos mil millones de dólares al año. ¿Cuál bloqueo?

   Siento que en cualquier momento mi editor hará efectivo un bloqueo a mi persona, así que les dejo con estos datos, una pausa y la promesa de continuar. Cuba es tan nuestra, que apasiona; tan necesaria, como un órgano insustituible a nuestra fisiología histórica y cultural. Dejamos la pausa fijada en Benny Moré, mientras mi padre sigue disfrutando su tabaco de Vuelta Abajo; más allá del humo, el capitán anuncia el contorno. “Hemos llegao”.

   Iñaki Manero.

BITÁCORA DE VIAJE XII

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 julio, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

   “Uno no puede borrar el pasado solamente porque no le queda el presente”                                                     

-Golda Meir.

Luego de proclamarse, en 1945 el fin de la Segunda Guerra Mundial; luego de las fiestas y borracheras, luego de la luna de miel comunitaria entre los países vencedores, luego del aliviado respiro de una humanidad confundida, asustada, que veía cada vez más cerca el fin de la civilización como era conocida hasta ese momento, hablando, desde luego, del lado ganador; de quienes se alineaban a un sistema de cosas que prometía oportunidades parejas a la cultura del esfuerzo; luego de que los canallas habían sido castigados y los entuertos deshechos, hubo menester de seguir adelante con la vida y descubrir nuevos monstruos y nuevos canallas. Vuelta a la hoja. Churchill había mencionado una amenaza peor a la de Hitler en la figura del paranoico líder soviético, Stalin.  Estados Unidos, de la mano de su pitcher relevista Truman, veía la forma de cobrar el servicio que por segunda ocasión había prestado su industrialización a la causa del mundo de libre mercado. Aparece el Plan Marshall en el horizonte. Ideado por una iniciativa del entonces secretario de Estado y exgeneral triunfante George Marshall luego de un discurso en la Universidad de Harvard. Había que reactivar la economía europea, desde luego, introduciendo a toda costa el establishment yanqui como muro económico/ideológico que hiciera dique ante la presión y el creciente interés en el Viejo Continente por parte del marxismo. Sí, la Cocacola tuvo mucho que ver, pero esa es otra historia, dijera la nana Goya.  

Más de 12 mil millones de dólares después, la geopolítica tuvo su momento de balance en una nerviosa pero estable Guerra Fría.  Israel regresó convirtiéndose en Estado moderno a instancias de las establecidas superpotencias occidentales y de los capitales judíos de Wall Street tornando el desierto en un edén, pero avivando la llama del conflicto vecinal comenzado milenios atrás. La guerra, ese manicomio universal que costó la vida a más de 50 millones de personas rediseñó nuestro futuro un ladrillo a la vez y abriría las puertas a nuevas formas de control mundial, que por crípticas, podrían parecer más siniestras.  2020/2021, tres cuartos de siglo después,  podrían ser años clave para ver otra transformación o como dijera Julio, la vida sigue igual.  Hemos dejado la pregunta en este espacio para la charla de café, ¿con qué actitud regresaremos a un mundo post Covid?  

Un artículo de la prestigiada revista médica The Lancet ofrece la alternativa ominosa.  La iniciativa lanzada por la OMS para que los países más favorecidos ayuden con vacunas y suministros médicos a los menos privilegiados, COVAX, ha sido un rotundo fracaso y vaya que los lápices de los economistas han trabajado  desde el primer momento arrastrando cifras. La conclusión de muchos fue la advertencia sobre un empobrecimiento a nivel mundial no visto desde mediados de los años cuarenta sobre todo para naciones emergentes o con situaciones precarias, léase, América Latina.  La amenaza se cierne en el atraso de una generación o más en el aspecto educativo por el desesperado plan para la educación a distancia que hizo y sigue haciendo  sufrir incluso, a países más privilegiados tecnológicamente. Huelga mencionar el terrible daño para nuestra zona del planeta, en donde miles de niños no tienen ni siquiera una conexión eléctrica para conectar dispositivos que de todas formas, no poseen.  La clave para iniciar la reconstrucción tras esta guerra contra el enemigo insidioso, invisible, casi omnisciente, es la vacunación rápida, efectiva, masiva. Una ofensiva tipo blitzkrieg con el tiempo encima para inmunizar al 70 de la población más vulnerable a enfermar gravemente o morir. Sólo así. Pero no.  No hay arcángel Miguel que se aparezca para matar al dragón; se trata de un asunto de dólares, libras, euros, yuenes y rublos. Quien inmunice primero, tendrá el bastón de mando para el nuevo orden mundial. 

Hoy escuchamos sobre las variantes. Formas en las que este monstruo sin cerebro, sin patas, sin estrategias ni planes y de acuerdo con científicos que lo siguen discutiendo, sin vida como la conceptualizamos, nos sigue ganando la partida. Su única actividad es insertar sus llaves en las cerraduras celulares adecuadas y repetirse. Es una máquina fotocopiadora de la naturaleza y de cuando en cuando, responde al lavado de manos, distanciamiento social o cubrebocas, desarrollando nuevas llaves para abrir más eficientemente los cerrojos que se le negaron. Por eso la necesidad de ir más aprisa en la inoculación. Hoy mata a nuestros viejos y enfermos; mañana, tal vez a nuestros jóvenes y niños. Y mientras perdemos el tiempo en mostrar quién tiene la cartera más grande, el desastre humano alarga su huesudo brazo. Insistiendo: la celeridad en la vacunación y nada más eso, le ganará a la velocidad con que se transforma el virus. 

Cada vez más lejos vemos cumplirse la meta de buena voluntad de COVAX: Dos mil millones de vacunas a países pobres para finales de 2021. Hay naciones africanas que apenas conocen (históricamente antes, durante y después de Covid, el significado de una vacuna).  Diez países han adquirido para sí, el 75% por ciento de los biológicos. Algunos rebasaron en dosis al total de su población. Del otro lado del espejo, COVAX apenas ha entregado 72 millones de dosis a 125 países. La meta para esta mitad del año era de 172 millones. Hemos fallado estrepitosamente en nuestros deseos de buena voluntad. Recientemente, Estados Unidos por su parte, anunció la disponibilidad de cien millones de vacunas; hace unos días, la reunión del G7 subió la vara a mil millones. No nos engañemos. Ni Biden, Merkel o el resto del superexclusivo club fueron iluminados de último momento por intervención divina; muy probablemente en este momento se están conformando los nuevos bloques de la geopolítica y una revitalizada versión del plan Marshall está en camino. ¿Qué precio tenemos que pagar por este pretendido altruismo? Probablemente algo más sutil que la Cocacola en los cuarenta. ¿Todo es malo? Depende cómo lo veas. México tuvo el mejor impulso económico en su historia luego de declararle la guerra al Eje y estar del lado ganador. ¿Cómo administraremos esa posible ventaja? Hay un bicho más difícil de erradicar que el SarsCov-2 y cualquiera de sus variantes; se llama corrupción y la única vacuna es una profunda transformación social y educativa. ¿La hemos visto? Yo no. ¿Tú? Lo platicamos.    

BITÁCORA DE VIAJE XI

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 junio, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

Siempre ha sido costumbre del mentiroso,

 de su crédito dudoso, jurar para ser creído.

– Juan Ruiz de Alarcón

Cuenta la anécdota, que un domingo, ya cansado de recorrer las calles de la gran ciudad (lo hacía en domingo porque en su grupo saben que es cuando la gente, por lo general, está en casa), su espíritu le impelía a no cejar en el empeño, en la gran cruzada a la que había prometido dedicar la vida. Se paró frente a la puerta, anudó la corbata, a pesar de los increíbles 30 grados para esa hora de la mañana, limpió juguetonas burbujas de sudor que nacían en las cejas y repitiendo el mantra de siempre, pulsó el timbre, estoico, aún conociendo la respuesta acostumbrada. Para su sorpresa, no hubo reclamo, ni réplica, ni mentada de madre. Con un sonido mecánico, la puerta de lámina se abrió y apareció el rostro afable de una mujer en su mediana edad. Considerando que sería una variación al mismo tema, aunque un poco confundido por la poca resistencia, comenzó el discurso acostumbrado…

   – Buen día, hermana. Soy Juan Pérez, ¿me permite hablarle sobre la Iglesia de…

   – Pase, pase –La mujer no le dejó terminar–. Hace mucho calor. Ha de venir cansado. Venga, entre a su pobre casa. 

   Azorado, obedeció. Tras un patio lleno de plantas en macetas de barro y un michi tomando lánguido el sol, entró a una pequeña pero bien iluminada sala.

   – Ahora viene mi marido. Siéntese, siéntese, por favor. ¿Agüita de limón?

   – Eeeeh…  Sí, por favor, gracias… no quiero que sea una molestia…

   – No, para nada –continuó la señora– es su casa. 

   En un momento, se integró el esposo. De sonrisa franca y mirada comprensiva. Saluda de mano al caminante, se sienta junto a su compañera en el mínimo love seat con estampados de margaritas. Rompiendo lo que un segundo más tornaría en silencio incómodo, la esposa habló:

   – Bien, don Juan. Estamos a sus órdenes…  Por favor, póngase cómodo y cuéntenos. ¿Qué le trae a esta su casa? 

   Juan mira a un lado, mira al otro, mira a la pared y se concentra en el punto en que el tapiz se empieza a desprender. La garganta avisa que no hay saliva para lubricar y toma un trago largo del agua de limón endulzada con piloncillo. Recuperando el habla, alcanza a balbucear…

   – No sé. 

   – Ah, caray. ¿Y eso? –Pregunta el marido con vivo interés. 

   – Es que…  Es que… Ejem.  ¡Es que en todos estos años, no me habían invitado a pasar nunca! ¡Y ahora no sé qué decir! 

   En el momento de escribir estas líneas, 23 de mayo de 2021, a unos días del 6 de junio, se aplazó a seis semanas los primeros resultados del peritaje a la tragedia (¿accidente? ¿incidente?) de la línea 12 del metro de CDMX. A unos días del 6 de junio, la capital del país está por pasar a semáforo verde junto con buena parte del territorio; a unos días del 6 de junio, no se ha terminado de vacunar a mayores de sesenta años, personal médico público y privado, mujeres embarazadas, mujeres y hombres de 50 a 59 o docentes. Ya anunciaron que en julio van de 40 a 49, 30 a 39…  Finalizar el esquema de vacunación para octubre con todo y 18 y más. Se dijo antes del 6 de junio. Hoy, 23 de mayo de 2021, México ha vacunado completamente al 9.1% de su población  https://ourworldindata.org/covid-vaccinations  El eterno gambito de la forma y el fondo o el truco de los espejitos. Bien lo decían los viejos, el que mucho abarca…   Campeche y Nayarit, que ya habían regresado a clases ante la insistencia del gobierno federal, reculan y vuelven a casa ante la presencia de casos. Ciudad de México, más cauta, anuncia el 7 de junio (un día después de las elecciones, pero de manera escalonada y opcional, advirtiendo que al primer infectado, todo para atrás).  

   En una encuesta local, realizada por la compañía norteamericana Morning Consult  https://morningconsult.com/form/global-leader-approval/ cuyos resultados se dieron a conocer hace un par de semanas en la conferencia matutina del presidente, se presumió casi con estridencia retadora, que este resultó el mandatario con mayor aprobación en el mundo. Sí, a unos días del 6 de junio. Alerta de “spoiler”: En realidad se hizo a casi tres mil personas, reitero, de manera local y sobre la popularidad de 13 jefes de Estado. O sea, al .0002 por ciento de la población mexicana le preguntaron sobre la popularidad del 7 por ciento de quienes gobiernan 197 países en el mundo, con una metodología que despierta más dudas que certezas. A unos días del 6 de junio. 

   Todavía parece que fue ayer cuando le escuché a mi abuelo don Belisario decir…  “Qué cierto aquello de que prometer no empobrece y no es lo mismo ser borracho que cantinero”. Amén, don Beli. 

   En un sillón, frente al vaso con agua de limón endulzada con piloncillo, un confundido Juan Pérez sigue sentado sin saber qué decirle al amable matrimonio.   

BITÁCORA DE VIAJE X

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 mayo, 2021
  • Por Iñaki Manero
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      “El político deberá ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo o el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido.”

                                                        – Winston Churchill

Con todo y que la meteorología o la economía son ciencias muy necesarias para seguir adelante con nuestras vidas, ambas se rigen, dirán algunos estudiosos, por las matemáticas del caos. Y en alguna bitácora hemos platicado sobre ese elemento caótico que no cabe en una explicación formal y que ha dividido su estudio en varias líneas de pensamiento: la humanidad. Así la política, que a veces responde a los dictados del obscuro laberinto del complejo reptil, la parte más primitiva de nuestro cerebro; aquella que brinca cada vez que se invade el espacio vital o alguien intenta darle un mordisco a la presa del otro, es en ocasiones, marcada por feroces apetitos que para saciarlos, es menester echar mano de un costal de mañas y artificios. Verdades a medias o francas mentiras; inventarle nuevos vericuetos a la retórica. Todo vale con tal de convencer. Desde lo más infantil, hasta la mezquindad nauseabunda. Sea usted testigo de un circo de varias pistas en donde el maestro de ceremonias le encantará con el mismo discurso adaptado a la situación presente; porque siempre habrá una situación presente para hincar el colmillo del viejo dinosaurio y salir airoso cuando los números y los logros no nos favorecen. Siempre, recordando el deporte nacional del cabeceo de balón, el otro, el del pasado, será el responsable. Aunque hubiéramos mamado del mismo seno. 

En política somos de memoria corta con eso de las lealtades, pero también con eso de los rencores. Extrañas alianzas e imposibles compañías de alcoba, son el menú de lo estrambótico. Hablando de anillos que vienen muy bien al dedo del señor, la oportunidad de convertir la angustia en moneda de cambio, como dicen, la pintan calva. Hoy, se sigue explotando la veta de las vacunas en la mina del oportunismo a unos cuantos días de las llamadas elecciones más grandes de la historia. En la alquimia, el vendedor de ilusiones, de pócimas curalotodo hechas con víbora de cascabel, te vende la idea muy trabajada de que gracias a él, no temerás al ángel de la muerte y no pasará por tu casa; hemos domado al dragón. Variaciones sobre el mismo tema han ido y venido desde que le creímos el cuento al primer vendedor de ilusiones, y es que, nuestro cerebro acostumbrado al pensamiento mágico, sin entrenamiento en la formación de criterio y construcción lógica, intoxicado por los neurotransmisores del miedo y la ansiedad, invariablemente cae en la misma narrativa.  

En teatro aprendí hace mucho, que un escenario realista no siempre es garantía. La distancia entre los asientos del respetable, los juegos de luz, el maquillaje y la habilidad para crear situaciones convierten en realidad la más disparatada ficción. Si te dejas llevar, una buena compañía teatral te llevará de la mano haciéndote olvidar, por el precio de un boleto y por lo que dure la representación, todas las miserias de tu día. Suéltate, confía… todo estará bien. Aunque, muy en el fondo, sepas que se trata de una ilusión. Así la política.  Su capacidad de credibilidad estará sometida a la preparación cultural e informativa de su público meta.  Desafortunadamente, en nuestras latitudes, y convenientemente para los ilusionistas, estamos muy lejos del nivel de comprensión y exigencia de resultados que garantizan el día a día de países más occidentalizados. La prueba irrefutable, es que a más de 200 años de Independencia, no hemos podido liberarnos del peor tirano: la credibilidad extrema al mismo cuento relatado, con matices, una y otra y otra vez. 

El Fondo Monetario Internacional pronosticó recientemente un crecimiento para México del 5 por ciento. Tal vez hasta del 7. Siempre y cuando…  se acelere el proceso de vacunación y el país pueda romper la cadena de contagios para retomar actividades económicas lo antes posible y lo más cercano a como estaba antes. De acuerdo con Our World in Data, la publicación en línea de la Universidad de Oxford convertida en bien público y de libre acceso a toda la humanidad, desde que nuestro país inició su esquema de inmunización antiCovid el 25 de diciembre pasado, únicamente el 3.9 por ciento de los 126 millones de mexicanos están vacunados de manera completa. Nada bien para la economía 16 a nivel mundial. Chile, economía 25, es el 30 por ciento. No, no cuenta densidad de población; cuenta logística y campañas eficientes sin mentiras ni malabarismos retóricos. Falta de presupuesto en investigación científica y tecnológica, vacunas supuestamente mexicanas que fueron creadas en Estados Unidos y el uso electorero de éstas, han convertido una obligación en el pantano monumental que ha estirado la liga de sufrimiento económico y de salud a miles de familias que llevan más de un año viviendo del complemento alimenticio de las promesas. Efectivamente, los políticos, así como los economistas y antes de los satélites los meteorólogos, pasan la mitad de su vida explicando por qué sucederá un fenómeno y la otra mitad de su vida, con maromas de distintas calificaciones, explicando y dando pretextos de por qué no sucedió.  Nuevamente Churchill fue infalible.  

La fin Justifie Les Moyens

por NellyG 1 abril, 2021

-¿? –

De cuando en cuando sucede y hasta se torna necesario quedarnos con un palmo de narices al darnos cuenta que lo que dábamos por un hecho en realidad era una completa sucesión de errores o de posverdades, malas informaciones, teléfonos descompuestos…  Así la frase con la que abrimos este espacio y que puede ser considerada como un buen ejemplo de consecuencialismo. Una acción puede ser correcta cuando el bien que genera a uno mismo o a los demás, supera en la balanza los males que podría acarrear.

En nuestro espacio radiofónico de las mañanas, comentamos el agrado que algunos sectores de la sociedad tienen por la interpretación de la máxima. ¿Es verdaderamente justificable lesionar, lastimar, dañar, vulnerar, engañar, defraudar para alcanzar una meta que garantice estabilidad social, económica, política? ¿Se puede alcanzar la felicidad comunal aún sabiendo que para lograrle dejaste una corona de miserias? El precio por un bien mayor, dirían políticos.

Y es justo al reflexionar en ocurrencias como “nos cayó como anillo al dedo”, cuando lo anterior adquiere más relevancia que la que quisiéramos admitir. Al momento de escribir estas líneas, México está a punto de llegar, cifras oficiales, a los 200 mil muertos por la pandemia.  Se rebasó y con mucho la expectativa catastrófica de los 60 mil augurada por el subsecretario de Salud.

En vísperas de la Semana Santa, los días que le dan certidumbre a la existencia del catolicismo y de otras iglesias de inspiración cristiana, creyentes, ateos, agnósticos e indecisos, reaccionan a un extraño ADN que los impulsa de manera a veces irreflexiva a tomar carretera y lanzarse, según sus posibilidades y en ocasiones, a pesar de ellas, a cualquier agujero lo suficientemente grande como para llenarlo de agua y hacer fiesta. Playas, balnearios tierra adentro, albercas públicas o privadas. Todo vale para este ritual carnavalesco.

Sin hacer juicios de valor, cada quien sus creencias y la manera en que las manifiesta. Ante la insistencia del mantra universal “quédate en casa”, se impone la urgencia por sacudirnos la depresión del encierro prolongado mientras desconectamos  el instinto de supervivencia. Y poniéndonos en el lugar de quienes tienen que tomar decisiones que tengan impacto en la vida de millones, la dicotomía entre prohibir el desplazamiento y observar cómo se desploma el pilar económico del turismo o arriesgarse a permitir un éxodo carretero y aeroportuario confiando en el buen comportamiento de una sociedad que no se ha caracterizado precisamente por eso, se antoja un callejón sin salida en donde, hagas lo que hagas, quedarás como el cohetero del pueblo: si detona, lo hace muy fuerte y si no, también fallaste. Se ha optado por el segundo camino, el de la indulgencia vacacional sin restricciones, porque “no somos un gobierno represor”. Honestamente no veo por qué permitir la existencia de leyes. Finalmente, todo se reducirá a no cumplirlas para mantener contento al “pueblo bueno”. El daño está hecho. No puedes exigirle al ciudadano falsamente empoderado que se ponga el cubrebocas para entrar al comercio o al restaurante, porque inmediatamente invocará el argumento “trespesino” (neologismo cortesía de mis amigos callejeros) de que estamos en un país libre, son sus derechos, el presidente no lo usa, etcétera.  ¿Cuánto daño nos ha hecho la absurda ocurrencia plagiada del 68  francés “prohibido prohibir” que tanto le festejan al jefe del Ejecutivo? Por cierto, tampoco la inventó René Casados. ¿Miles, decenas de miles de muertos, hospitales saturados para mediados de abril? Y entonces…  un par de meses antes de las elecciones en las que el partido en el poder y sus aliados se juegan la mayoría en el Congreso, aparecerán millones de vacunas y a una velocidad pasmosa, en logística inédita, se inmunizará a una mayoría suficiente como para romper la cadena de contagio para finales del verano. No es para escandalizar a nadie; se hace en todo el mundo. Los programas sociales, las iniciativas más populacheras y los apoyos de pan y circo despiertan del letargo en vísperas del gran derby político. También despertarán las millones de vacunas, no importa su procedencia y las promesas que se tengan que cumplir a otros países para obtenerlas “a préstamo”.

¿Valió la pena? El contar mil veces y en mil foros que ya domamos la pandemia y que la luz al final del túnel ya está cerca. Que los ingresos hospitalarios han bajado, que todo está muy bien y que gracias a nosotros, estás saliendo adelante. ¿Qué son 200 mil muertos y contando ante la futura felicidad de 126 millones que seguirán gozando de las bondades de nuestras decisiones? El mismo Maquiavelo escribió El Príncipe como un compendio de recomendaciones a Lorenzo de Médici para unificar la península itálica y sin embargo, a pesar de sugerir el poder estabilizador de la mano dura para restablecer la paz, nunca llegó a la osadía de afirmar lo que durante siglos se le ha atribuido. De vivir, voltearía indignado por la calumnia. No; El Fin Justifica los Medios no es del él. Quizás alguien quiso hacer un gran resumen de El Príncipe; quizás fue el mismo Napoleón quien hizo la anotación luego de su lectura o Blaise Pascal difundió la fake news sobre la supuesta autoría. O fue alguien con la suficiente falta de escrúpulos quien regó la pólvora sabiendo que no faltarían aquellos que hicieran un medio de vida y sobrevivencia el eternizarse en el poder a costa del dolor de, total, unos cuantos. Por cierto, hay todavía una recompensa de algunos miles de florines para quien identifique al autor. Seguro saldrán muchos candidatos.

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