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Revista Latitud 21
Categoría:

Mariana Orea

Verde que te quiero verde

por Latitud21 Redacción 28 enero, 2014

 

La banca mexicana está “verde” en el tema ambiental. Esto sale a la luz desde la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático efectuada en 2010 y donde hay una franca declaración de la Asociación de Bancos de México (ABM) al respecto. Que la banca ha realizado algunas actividades por el medio ambiente, sí, pero “modestas”. En aquella época el monto de inversión rondaba los 301 millones de pesos en el desarrollo de algunos productos financieros, como fondos con criterios verdes o préstamos delineados específicamente para negocios ambientales.

De ahí que la inclusión de la banca en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI) sea estratégica. El sector privado, y particularmente el financiero, tienen un papel protagónico en la adaptación, mitigación y generación de proyectos innovadores para crear alternativas que reduzcan el impacto negativo al medio ambiente, a través del financiamiento y de los análisis de riesgo de todo proyecto.

Sin embargo, la banca poco a poco ha tomado conciencia y comienza a abonarle a la preservación del medio ambiente, y pagar su deuda al creciente deterioro ambiental y las  consecuencias cada vez más severas del cambio climático global que tanto le ha costado al mundo.

En el caso particular de México, el Banco Interamericano de Desarrollo estima impactará en 2015 hasta un cinco por ciento del PIB… Sabedor de su vulnerabilidad, desde 2008 financió a nuestro país con el primer estudio nacional de impactos económicos del cambio climático, el desarrollo de medidas de mitigación de éstos y la adopción de Planes de Acción Climática en más de 10 estados mexicanos. Dicha vulnerabilidad proviene principalmente de los diferentes tipos de desastres naturales, que han traído altos costes a la economía de México. En carne propia, Quintana Roo ha tenido que pagar facturas muy caras ante estos efectos, y recordémoslo con Wilma.

La iniciativa privada mexicana está tomando conciencia, y está ganando puntos en la geografía mundial. Por ejemplo, la firma de tecnología verde Inventive Power de México fue reconocida por el Banco Interamericano de Desarrollo con el Premio Interamericano a la Innovación Financiera y Empresarial por su inversión de alto impacto en Latinoamérica y el Caribe en el desarrollo de tecnología innovadora en generación de energía solar que puede ser utilizada en aplicaciones industriales y comerciales de pequeña escala para las Pymes.

Y en lo que respecta a la banca, CI Banco, tema de portada, se ha constituido como la primera institución verde en el país; como bien lo define su mandamás, Mario Maciel, “la sustentabilidad es una filosofía de negocio, no una estrategia y no está peleada con la rentabilidad”.

Esta institución ha creado dentro de su portafolio financiero créditos para proyectos verdes, y paradójicamente topándose en el camino con algunos obstáculos, “tenemos que empezar a vender, pero antes tenemos que educar al consumidor y no es fácil…”.

Ante esta perspectiva, debiera desplegarse dentro de la economía verde una agenda de cooperación entre entidades del sector financiero y el gobierno orientada al desarrollo sostenible, y no sólo en la identificación de aspectos ambientales y sociales en los proyectos financiados. Cabrían incentivos fiscales por parte del gobierno para las instituciones con portafolio de productos verdes, y por parte de la banca mejores tasas de interés, plazos y asistencia técnica gratuita para las empresas en desarrollo de tecnología o productos sustentables. Y por parte de ambos, divulgación y vinculación entre grupos de interés.

La economía verde no tendrá una transición abrupta, será paulatina, pero la tendencia será a la alza, y México como potencia turística tendrá que ejercer un liderazgo para resguardar sus tesoros naturales, ya que de éstos pende un importante grueso de su economía.

Cancún a la carta

por Latitud21 Redacción 6 enero, 2014

Alentamos el turismo gastronómico, como muchos otros nichos, pero cuando profundizamos en los respectivos temas advertimos una constante: gobiernos y empresarios no logran conciliar intereses, en la mayoría de los casos –ni vanidades.

El tema de portada que en esta edición nos ocupa, Grupo Lorenzillo´s, es una prueba irrefutable de lo que ha venido ocurriendo en la industria restaurantera con énfasis mayor en los centros turísticos, y en virtud de que el Caribe mexicano es el más representativo del país, es donde se ha gestado una historia interesante con repercusión nacional, para bien… y para mal.

PARA BIEN. Como coinciden respetables restauranteros pioneros, el desarrollo de la industria restaurantera es versátil, cosmopolita y dinámico. Es asombroso la gran variedad de restaurantes en la zona con gastronomía de todo el mundo y con un nivel de calidad muy alto en alimentos y servicio, y sin lugar a la duda el Caribe mexicano ocupa el sitio número uno en el sector a nivel nacional. “Tenemos para dar y repartir conceptos”… como es el caso de Grupo Lorenzillo´s, como lo es también de Grupo Cambalache, Grupo Operadora Anderson´s y Grupo Rolandi, los fuertes pilares del sector, y quienes han repetido el éxito de sus productos en destinos como Los Cabos, Ciudad de México, Acapulco e incluso EU y España.

Esta corriente originada en la remota isla quintanarroense no hubiera tenido cabida si no fuera por la industria hotelera, también vertiginosa, cosmopolita y dinámica que se ha construido.

PARA MAL. Pero también a ésta se le atribuye el descalabro de una industria que ha sido boyante históricamente, pero condenada por la modalidad All Inclusive, “un tema trillado, manoseado”, como advierte nuestro protagonista de portada, Salvador Vidal, pero también imparable e irreversible…

Lo reconocen los restauranteros más acreditados de la región, nada se puede hacer contra tendencias mundiales. Tampoco legalmente. La Constitución mexicana es muy clara en ese sentido, el comercio es libre.

Algunos advirtieron la catástrofe, y propusieron esquemas para evitar que la epidemia del all inclusive pusiera en cuarentena a los turistas durante su estancia, en todos los sectores: comercial, entretenimiento y gastronomía, y repercutiera en otras áreas económicas alimentadas por el destino.

Y ahí vino el desencuentro entre gobierno y empresarios. No hubo conciliación para abogar por una Ley de Turismo a fin de regular entre los nuevos y viejos predios hoteleros un porcentaje de cuartos destinados al plan europeo tradicional, y otro tanto al all inclusive.

Por añadidura, la voracidad de esta modalidad hotelera que permeó en toda la hotelería del Caribe mexicano -salvo cuatro excepciones al día de hoy-, implicó la inclusión de una oferta gastronómica respetable dentro de los all inclusive, dando paso a nuevos conceptos gourmets de cara a la competencia.

Alentamos el turismo gastronómico, uno de los grandes clubs de productos incluidos en la sombrilla Caribe mexicano. No va a ser per sé el gancho principal para atraer al turista, pero sí uno de los elementos para alentarlo y para competir con otros destinos. Sí en nombre de la cocina mexicana, Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco, pero también por la ajena, ejecutada con extraordinaria maestría en esta latitud 21.

PARA BIEN Y PARA MAL. Los gobiernos y los empresarios están condenados a entenderse para trabajar por un bien común…. Y conciliar también vanidades.

 

[editor]mariana-orea[/editor]

Un nuevo atentado

por Redacción 2 diciembre, 2013

La declaración de quiebra de Mexicana de Aviación no fue una buena señal para la industria aérea nacional. Tampoco para los usuarios. Menos aún las “propuestas” de reforma hacendaria que prevé imponer a la industria aérea el gobierno de Peña Nieto como una de las medidas para engrosar sus finanzas públicas, lo que especialistas traducen como un nuevo duro golpe para el desarrollo turístico del país.

Es simple. México carece de industria carretera y ferroviaria adecuada para su conectividad. El medio aéreo se ha convertido –casi- en el único dinámico instrumento para conseguirlo tanto al interior como al exterior del país, como lo visualizó el gobierno de Miguel Alemán.

Sin embargo, en esta nueva historia de la miscelánea hay dos afectaciones a sopesar en la industria. Por un lado, el gobierno de Peña Nieto cree correcto incorporar un impuesto adicional de 18.71 centavos por cada litro de turbosina, lo que implica un impacto directo de 1.5 en el costo del combustible y una repercusión en el costo operativo de las líneas aéreas… con un solo cargo: al usuario, porque es quien tendría que asumir el incremento tarifario, lo que traería como efecto dominó la inhibición al crecimiento turístico de México. (Un incremento en el precio de boletos reducirá el tráfico de pasajeros, el número de rutas, la inversión en la industria y la generación de fuentes de empleo).

El precio de la turbosina siempre ha sido el gran problema de todas las aerolíneas, aunque es una cuestión que gira de acuerdo al movimiento internacional regido por la oferta y la demanda, y sin miras de que baje… y sí de que se incremente, también por disposición, como es nuestro caso.

Por otro lado, el hecho de hacer a las aerolíneas “obligados solidarios” en el cobro del Impuesto de No Inmigrante (DNI) es otro serio revés a la industria, como afirma nuestro personaje de portada Andrés Conesa, con varios años de vuelo capitaneando Aeroméxico y líder actual de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA).

El cobro de esta tributación para el Estado la lleva desde siempre toda línea aérea nacional e internacional a la compra de boletaje por parte del pasajero, y la reintegra a Migración. Sin embargo, con la nueva disposición, de haber una diferencia en el ingreso por el número de pasajeros, las aerolíneas serían responsables de amortiguar el pago.

Y es así, que ante la negativa de las aerolíneas a prestarse a la figura de “obligados solidarios” que habría una nueva afectación (y nuevamente) con cargo… al pasajero. Como si su experiencia no fuera tortuosa ante Aduana y Migración, además tendría que pasar a una nueva ventanilla para su pago de DNI.

El gobierno no cae en cuenta de su responsiva como figura facilitadora para la generación de inversiones, de tráfico aéreo para la captación de divisas, de instrumento para generar puentes domésticos para negocios y placer de sus conciudadanos. El gobierno sigue poniendo parches para tapar los agujeros más expuestos.

El monopolio aeronáutico de México fue empujado por el gobierno a través de subsidios por décadas. Con la apertura de cielos abrió la caja de Pandora a la falta de una legislación aérea seria; no importaban ni contratos ni arrendadores aeroportuarios ni los altos precios que a los propios mexicanos se les cobraba para viajar dentro del territorio nacional. No hubo control aéreo, pero sí concesiones extraordinarias, que a la larga bajaron del cielo a algunas incipientes compañías aéreas que intentaron competir por su derecho de vuelo.

Se ha insistido en el tema. Sin conectividad aérea no hay futuro en el crecimiento turístico -ni económico- de México. Se resta competitividad con respecto de otros importantes actores de la geografía turística internacional, donde cohabitan con éxito diversas líneas aéreas, aeropuertos a corta distancia y donde la carga de turbosina es, por mucho, inferior en EU (entre tres y siete por ciento).

En estos momentos de turbulencias, habría que reconsiderar posturas, habría que dejar de poner parches y meterse de fondo para revisar temas que por décadas han retrasado la evolución en la aeronáutica nacional. Y en ese sentido, habría que voltear a las políticas aeronáuticas, capítulo Tarifa por Uso de Aeropuerto (TUA), que resulta un gravamen al libre albedrío para los concesionarios cuando no fluyen muchos pasajeros… y siempre en detrimento de éstos.

Que se busquen esquemas para impulsar la conectividad aérea por todo el territorio nacional, que se abogue por la creación de una política aeronáutica de Estado y que se impulse el crecimiento de la infraestructura aeroportuaria en beneficio del turismo, con muchas oportunidades naturales y culturales para los mercados domésticos y mundiales, y como fuente de ingreso para las arcas de México.

[editor]mariana-orea[/editor]

Turismo, prioridad nacional

por Latitud21 Redacción 1 noviembre, 2013

 

Al turismo no se le ha tomado en serio, ni en congruencia con los alcances socioeconómicos –comprobados- que ha generado en México. Primero, como instrumento para contrarrestar el déficit comercial en la balanza de pagos, como medio para el ingreso de las casi dos terceras partes de divisas, equivalente al nueve por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y como eje rector en el desarrollo de entidades y en la generación de fuentes de empleo (2.4 millones).

Y en ese sentido me permito remitirme al caso Cancún. El proyecto Cancún no fue concebido como un proyecto turístico, sino como un proyecto económico que hizo el Banco de México para apoyar el problema de la balanza de pagos que entonces era deficitaria en México. La mejor manera de captar divisas era trayendo turismo, de acuerdo con la recomendación del Banco de México al presidente Gustavo Díaz Ordaz. Y esto ha sido más que evidente. De hecho, Cancún se convirtió en un ejemplo internacional de cómo el turismo puede contribuir a acabar con la pobreza, dar empleo y provocar el desarrollo.

Sin embargo, desde el origen de la Secretaría de Turismo, en 1974, jamás se concretó una política de Estado, una política que trascendiera más allá de un sexenio, como lo han reconocido todos sus titulares. No ha habido un planteamiento serio para conjugar esfuerzos entre los diferentes niveles de gobierno y el sector privado. Ha habido pocos avances en materia de reformas estructurales tendentes a impulsar la industria y a repetir el milagro y el éxito socioeconómico originado por los Centros Integralmente Planeados: Cancún, Los Cabos, Ixtapa, Loreto, Huatulco.

No se ha entendido que la industria turística ha ayudado a amortiguar la desfavorable escena económica en muchos capítulos de la historia de México. Tampoco ha habido partidas presupuestales congruentes con la rentabilidad del sector. Y ahora muchas de las propuestas de la reforma hacendaria anunciadas parecen desalentar aún más a la industria.

Ante este panorama, sin embargo, hay optimismo, pues el tema del turismo como prioridad nacional está anotado en  la agenda del presidente de México, Enrique Peña Nieto. También alentadora ha sido la designación de Claudia Ruiz Massieu como titular de la Sectur: sabe del cabildeo para involucrar a otras secretarías elementales en el juego turístico, y tiene el peso para hablarse al tú por tú con los jugadores económicos. Hoy el turismo está en su cancha para trascender más allá de otro sexenio…

 

[editor]mariana-orea[/editor]

En la cumbre

por Redacción 1 octubre, 2013

El desarrollo urbano de Cancún no se dio de manera natural desde ninguna perspectiva. El primer cuadro se proyectó para dar soporte a la masa laboral de la Zona Hotelera, entonces proyectada en 30 mil habitantes. Se subestimó el naciente producto turístico, cuyo crecimiento fue desorbitante y a la postre trajo consigo serias consecuencias de falta de infraestructura urbana y vial que a poco más de cuatro décadas se siguen padeciendo.

Este abrumador crecimiento sugirió nuevos trazos urbanos, pero erráticamente, no fueron lineales sobre el litoral -720 kilómetros del Mar Caribe-, como de manera natural ha sucedido en las principales zonas costeras de México y el mundo. Se demarcaron hacia el Noreste con rumbo al Suroeste, lo cual tuvo como efecto colateral un retraso en el desarrollo de Cancún hacia Chetumal, ante la falta de conectividad adecuada para potenciar tanto económica como  turísticamente la zona. Consecuentemente ese trazo a la larga provocó un descalabro en su plan de desarrollo urbano, y también vial… Pero esa es otra historia.

Cronológicamente el primer Plan Maestro de la Ciudad de Cancún tuvo sus orígenes en 1970, bajo el trazo de Infratur y el Banco de México. Fue hasta 1985 cuando ese instrumento de planeación tuvo un Plan Director de Desarrollo Urbano y su primera actualización hasta 1993, renovándose dos años más tarde, y proyectándose posteriormente en el tan sonado –y olvidado- “2020”. Las circunstancias de crecimiento obligan en los albores del 2000 a concretar programas parciales, el de la Zona Norte, la zonificación de Puerto Cancún y de la Tercera Etapa de Zona Hotelera, y es hasta 2004 cuando se publica el Programa Parcial del Polígono 11.

En cuanto a la estrategia para el centro de población de Cancún se planeó bajo la concepción de un sistema policéntrico, cuya organización permitiría disminuir desplazamientos y la desconcentración del área centro, y es en 1998 cuando se tiene el primer antecedente del programa parcial para incorporar la Reserva Sur al desarrollo urbano, tema de esta portada.

Ante el crecimiento de la mancha urbana se descentralizó el ombligo de la ciudad, y el nuevo núcleo se desplazó hacia la avenida La Luna, donde de hecho se concentra el mayor asentamiento poblacional en la actualidad, dando paso a un nuevo polígono aledaño, el Sur, cuya privilegiada posición geográfica, a pocos kilómetros del Aeropuerto Internacional de Cancún y a pocos más de la línea costera, fue capitalizada por el Grupo Inmobiliario Cumbres, bajo el liderazgo del empresario capitalino Moisés El-Mann, y bajo el brazo ejecutor de Edgar Villajuana, quienes han delineado la vocación, y plusvalía, de la zona, a través de exitosos productos inmobiliarios bajo el régimen de comunidades integrales. Desde su perspectiva dan la directriz para replicar a través de sus esquemas un plan de desarrollo ordenado y global que permita redirigir el futuro urbano del Caribe mexicano.

La visión de Grupo Cumbres ha ayudado desde entonces a amortiguar la desfavorable escena económica que ha golpeado a la industria inmobiliaria tras los colapsos de dos de las principales fuerzas motoras de este destino, Estados Unidos, como mercado emisor natural, y España, como principal país inversor, con más del 65% de inversión hotelera en Riviera Maya y con alrededor del 40% de inversión en Cancún. La estrategia de esta dupla fue dirigir su oferta a un segmento económico poco explotado, pero creciente y demandante.

La incursión del grupo al destino parecía excesivamente conservadora hace poco más de una década. La construcción del primer centro comercial de la ciudad en forma, Plaza Las Américas. Continuaría con la expansión de este formato a Chetumal, Playa del Carmen y Mérida. Vendría posteriormente el desarrollo inmobiliario, impulsando el Polígono Sur, donde también apuestan un ambicioso proyecto bajo el esquema de Country Club, con un campo de golf de diseño TPC.

Y es que hay visión, y mucha, de esta dupla, que ha llegado a la cumbre. El-Mann, como rey del ladrillo, y con madurez en sus desarrollos, creó el primer fondo de inversión inmobiliaria cotizado en la Bolsa Mexicana de Valores (Fibra Uno), constituido con los activos inmobiliarios que controlan a lo largo y ancho del país, y con ganancias apoteósicas, que le han permitido levantar vuelo hacia la internacionalización con la reciente adquisición de la red de oficinas de Banco Sabadell, tras una friolera inversión de 300 millones de euros en una sola operación.

Villajuana, con tres décadas afincado en la zona, ha sido un audaz contador, economista, estratega, asesor, tanto que dirigiendo Fonatur en un periodo importante destapó las cloacas burocráticas de uno de los principales productos inmobiliarios del Caribe mexicano, Puerto Cancún. También fue un importante eje precursor y rector en la constitución de una de las primeras comunidades integrales del Polígono Sur, Villa Magna.

Ambos lo han tenido claro. Han sabido dirigir a recaudo sus inversiones: al mercado mexicano, que ha sostenido su pujanza en una constreñida economía mundial.

 

[editor]mariana-orea[/editor]

Revolución tecnológica

por Latitud21 Redacción 1 septiembre, 2013

Muy bien lo define nuestro personaje de portada, Javier Cordero Torres, presidente de Oracle México, “El mundo ha tenido  tres grandes transformaciones en su historia: la Revolución Industrial, en la que los procesos artesanales se automatizaron; la Revolución Agrícola, con la que se tecnificó la industria para abrirse a una economía internacional, y la Revolución Informática, con la que se están cimentando modelos de negocios a través de sistemas tecnológicos inteligentes, con un repertorio de plataformas, redes y programas de alto valor no sólo en la simplificación administrativa  interna sino en la oportunidad de encuentro entre clientes y proveedores de todo el mundo para el crecimiento exponencial de las corporaciones y organizaciones.

Software y Hardware gobiernan al mundo. Ambos están definiendo modernas alternativas para la nueva interacción entre usuarios y sistemas virtuales en una extensa red de negocios. A través de ambos canales no sólo se está permitiendo gestionar contenidos y realizar sinnúmero de actividades a través de los portales, sino están permeando en la generación de aplicaciones en continua actualización, que de muchas formas han permitido expandir los campos de acción entre corporaciones.

Y el Caribe mexicano está ávido de participar en esta Revolución Informática. Oracle está siendo el conducto de grandes corporaciones de Quintana Roo, y no por nada. Esta empresa está calificada  como el fabricante de software empresarial con mayor crecimiento mundial. En su copiosa cartera, constituida por 390 mil clientes alrededor del planeta, se encuentran las 100 codiciadas empresas de la lista de Fortune. Y es su intención ser líder en el destino turístico más importante del país, teniendo como estrategia poner a disposición de todo tipo de empresas las herramientas para hacer más eficientes sus procesos operativos, administrativos, comerciales y de marketing.

Y en ese entorno, Grupo Editorial Latitud 21 desea dejarse gobernar también por Software y Hardware para incorporarse en lo sucesivo a Oracle.

Reconocemos que lo digital está cambiando la industria editorial, a sus lectores y su manera de estar en el mundo. La forma que la tecnología nos separa de los lectores es cada vez más fina. Y es bajo esta percepción que de la mano con la aplicación Diggea dispondremos de una plataforma de reconocimiento de imágenes y objetos no sólo para hacer atractivos a los ojos y oídos de los lectores nuestros productos editoriales, sino para hacer rentable la inversión de nuestros socios comerciales, y para estar también en esta revolución cibernética.

Cancún i Tips Riviera Maya & Yucatán será nuestra punta de lanza en su edición otoño-invierno. Su dinamismo, su naturaleza de experiencias nos permitirá transformar esta guía turística bilingüe en la primera Video Magazine en el Sureste de México.

La firma tecnológica Diggea será nuestro software, y cualquier smartphone o tablet para su lectura nuestro hardware. Diggearemos logotipos y contenidos para entrar a la era cibernética…

 

[editor]mariana-orea[/editor]

 

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