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Revista Latitud 21
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Las pérdidas y los retos

por NellyG 4 febrero, 2021

 

sgrubiera@acticonsultores.com

 

El terrible 2020 nos dejó pérdidas sin duda; quizá enseñanzas, áreas de oportunidad para reflexionar y analizar; pero sobre todo, nos dejó pérdidas irreparables en todos sentidos.

Algunas en la naturaleza, que duda cabe, que una vez más fue devastada con huracanes, inundaciones, incendios, etcétera.

Muchas pérdidas lamentables en educación; retraso en el avance de la enseñanza, ciclos escolares perdidos, deserciones de alumnos por cuestiones de salud, económicas y hasta psicológicas; el modelo educativo en todo el mundo y especialmente en nuestros países se enfrenta ahora a la nueva realidad de la educación a distancia.

Pérdidas económicas de dimensiones insospechadas nunca antes. Despidos generalizados, quiebras y cierres de empresas, recesión por todas partes y una contracción que tardará en volver a la normalidad.

Pero sobre todo, con enorme pesar, con una tristeza que nos desgarra el alma, pérdidas humanas. Ha sido y sigue siendo muy doloroso perder amigos entrañables; yo aún tengo el corazón partido por la tristísima partida de varios muy queridos. Triste pérdida de familiares, de líderes de la comunidad, de artistas talentosos y queridos por todos, de deportistas y en general de hombres y mujeres que poblaban esta tierra, que algo bueno aportaban y que con mucho dolor no volveremos a ver, a abrazar, a escuchar. Duele el alma, sangra el corazón.

Ahora en el 2021, enfrentamos enormes retos con o sin vacuna para el malnacido Covid-19.

Familias y amigos nos tenemos que recomponer, tenemos que sacar fuerza; secar las lágrimas y salir adelante, por los que se fueron, en su honor y por los que quedan para luchar por ellos con coraje, con entereza.

Empresarios, líderes, impulsores y emprendedores, deberemos ser creativos para levantar las empresas, recuperar los empleos y lograr la tan anhelada reactivación económica, y lo más importante, solos completamente, porque no hay gobierno que funcione, que cumpla y que se comprometa, cuando menos en México.

En la educación tenemos el enorme reto de replantear los contenidos, de capacitar a los docentes para esta nueva realidad de la educación on line, de lograr mejor internet y mejor conectividad para los educandos. Es fundamental lograr iniciativas para obtener recursos del estado para el cambio y la mejora integral del modelo educativo frente al nuevo escenario. Es un reto preparar más y mejor a nuestros jóvenes.

Los retos implican unidad, consenso y trabajo en equipo, cosa nada fácil, porque se interponen en los grupos sociales y las comunidades los egos y los protagonismos, pero aún con ello, debemos salir adelante.

No podemos bajar la guardia, frente a la maldita pandemia, no podemos confiarnos y soslayar los protocolos. Esto aún no acaba.

Tenemos el corazón roto, los bolsillos mermados y el miedo persiste. Pero tenemos que sacar el coraje, la convicción, la creatividad y la fe, para salir adelante en este nuevo año lleno de retos.

Yo sigo creyendo en el turismo; es sin duda una vez más, la gran alternativa. Y creo sin duda en el amor… ¡¡Vamos a darle!!

Vacunando al 2021

por NellyG 4 febrero, 2021

POR ALEJANDRO ROSEL

 

 

Y como agua entre las manos, así se fue el primer mes de 2021 y llegamos al segundo escalón. Hoy estamos en una de las etapas más complicadas de la pandemia. Se acerca la fecha cuando se cumple un año de que en Quintana Roo empezó esta película tan tétrica que hemos vivido y aún no se ve para cuándo terminará. El final del año 2020 fue como se esperaba: con mucha gente que, a pesar del llamado de las autoridades a no reunirse, a celebrar en pequeño, no les importó, y en el primer mes del año vimos un incremento importante de casos, con el aumento del porcentaje de contagios y también de ocupación de camas Covid en los hospitales. Tal parece que no nos importó. Esperemos que las cosas resulten bien para todos.

Pero en materia económica no nos fue tan mal: los números indican el paso de alrededor de poco más de un millón 400 mil pasajeros por el Aeropuerto Internacional de Cancún y una ocupación hotelera de más de 60 por ciento en promedio, lo que permitió que más de 12 millones 259 mil pasajeros hayan transitado por la terminal aérea más importante de México internacionalmente hablando y la segunda a nivel nacional, durante 2020. Sin duda un cierre espectacular, mucho mejor de lo que se esperaba en los meses más complicados del Covid-19 en nuestro territorio.

El inicio del año permitió un arranque promedio de ocupación hotelera del 40 por ciento, algo nunca visto, pero muy alentador para los siguientes meses, si hacemos las cosas bien. Esto quiere decir que seguimos en la preferencia internacional, como uno de los destinos consentidos para vacacionar, pero no debemos confiarnos, vienen meses complicados.

La llegada de las vacunas contra el Covid-19 parece ser un aliciente muy importante para ser uno de los destinos turísticos libres de Covid y que nos permita recuperar todo lo que perdimos en 2020. Los empresarios de Quintana Roo han levantado la mano para adquirir vacunas que permitan ser aplicadas a sus colaboradores y sus familias, y con ello se avanzará más rápido en la inmunización de nuestro estado ante la pandemia. Para ello, hoy es muy importante mantenerse fuera de contagio, sanos, vivos y preparados para que en unos meses podamos ser vacunados y dar pasos adelante en la recuperación de nuestras vidas. No hay que confiarse, hay que continuar con las medidas sanitarias establecidas, como si el Semáforo Epidemiológico siguiera en rojo; cuidándonos unos a otros, a nuestros amigos, compañeros y obviamente a nuestras familias. Esto, como ha sido desde el principio, depende únicamente de ti, de cada uno de nosotros. Hemos llegado a este 2021 sobreviviendo a lo peor. ¿No crees que vale la pena cuidarse y así llegar a la meta? Yo creo que sí. Depende de nosotros. Que el camino sea divertido y exitoso. Hasta la próxima.

BITÁCORA DE VIAJE VII

por ahernandez@latitud21.com.mx 4 febrero, 2021
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

“Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte”. 

-Gabriel García Márquez.  El Amor en los Tiempos del Cólera

Para trabajar en un medio masivo de comunicación y comunicar, quienes desempeñamos la chamba debemos, por lógica, estar informados. ¿A qué audiencia vamos dirigidos? ¿Qué vamos a decir y cómo presentar la información? ¿Cuáles son nuestras fuentes? ¿En dónde termina la información e inicia el punto de vista personal a esa nota? A pesar de manejar todos los días material muy sensible que pudiera ser contaminado por nuestra propia óptica sobre el mundo, también cometemos errores y dejamos que el hígado hable cuando el hecho como tal debería únicamente ser reflejado. Al mejor cazador se le va la liebre, dirían los viejos. O caemos en imprecisiones. Estamos tan seguros de que algo será así, que lo vaticinamos sin rango de error.  También decían los viejos que cuando el hombre propone, los dioses se mueren de la risa. No hay nada más seguro que el hecho a destacar y ni siquiera así tienes un cien por ciento. Los sentidos pueden engañar al reportero aún frente a lo acontecido. Tal vez los físicos cuánticos tienen razón cuando hablan sobre la incertidumbre de a qué órbita brincará un electrón de un instante a otro. De repente, lo que dábamos por cierto y verificado, no era tal. Siempre existe ese rango misterioso de las probabilidades, la sincronicidad y la pretendida casualidad (¿o causalidad?). Ningún médico serio te ofrece una posibilidad de cura o éxito de un tratamiento, medicina, bálsamo, al cien por ciento. Saben que más allá de un sano 90, se erige la mansión de la incertidumbre. La diferencia está en el diablo de los detalles, en las matemáticas del caos. Tal como lo explicaba Michael Crichton en su entretenida y novedosa (pero muy alejada de certezas científicas y sin embargo sí para una sabrosa especulación de café) Parque Jurásico, al integrar un elemento caótico al ambiente controlado, se produce una reacción en cadena de eventos catastróficos. Es la base del cine de desastre. Ya lo habíamos comentado: todo inicia cuando hay un científico que predice por la vía matemática que algo malo está por ocurrir y nadie hace caso. Hoy estamos viviendo nuestra propia cinta de horror. Si algo ha roto la misión periodística de reseñar el mundo de la manera más certera, es el surrealismo, que en un tris es capaz de transmutar lo impensable en medible y pesable. Es curioso que tal vez debido a algún instinto de sobrevivencia, no alcancemos a reconocer que nosotros somos ese elemento caótico dentro del parque de diversiones. Esa falla en el sistema que hará que los dinosaurios (y ahora cito a los guionistas de la versión cinematográfica) salgan de sus jaulas y se coman a los turistas. Y los mexicanos tenemos esa peculiar facultad para lograr lo imposible. A veces, no con lo que conscientemente todos quisiéramos. Como ir ganando 3-0 y esforzarnos para que nos empaten y eventualmente el rival termine adelantando en el marcador. Sí, históricamente nos fascina estar del lado del derrotado, del humillado, del dolido, del conquistado. Y si no existen razones para probarlo, hacemos todo lo posible por inventarnos lo que nunca pasó para seguir en el fácil papel de víctima. Y claro, después exigimos disculpas por hechos que ya no conciernen a nadie. A dignos nadie nos gana.  Cierto, llevo las tres cuartas partes del espacio que amablemente me prestan para comunicarme contigo cada mes y seguro te preguntas a qué hora entraré en materia luego de tanta retórica. Pero ojalá compartas mi catarsis, porque, de repente, los aprendices de oidores y veedores del mundo también recordamos que llevamos piel y entrañas. Toca a cada quien hacer el ejercicio de reflexión. El dolor nos ha pegado ya a muchos mexicanos en la línea de flotación. Un misil que nadie quiso ver. A la hora de escribir esto, 1,803 fallecidos en 24 horas. Insisto e insistiré: el gobierno central ha tenido gran responsabilidad en este drama y en algún momento deberá responder al juicio de la historia; pero la otra parte ha sido desnudada por la pandemia de manera despiadada. No hemos querido desarrollar una capacidad crítica suficiente como para pensar que el bien común es nuestro bien. ¿En qué momento rehacer nuestra vida social se volvió más importante y apremiante que agregar unos años más a la vida? Y digo agregar más años a la vida porque muchos mexicanos, antes de la era covid, seguían viviendo o semiviviendo con diabetes, obesidad, hipertensión. Los pacientes infectados con el virus y cuya situación se agravó, vivían hasta con cinco comorbilidades. Esto es, muchos sin saberlo o sin querer saberlo, ya teníamos sobre nosotros una sentencia de muerte a mediano plazo. La pandemia simplemente nos desnudó; nos exhibió. Política, económica, social y espiritualmente, y nos dio el empujoncito de un camino que muchos elegimos andar con el estilo de vida. Algunos tienen una segunda oportunidad para hacer y decidir lo correcto antes de que, como apuntara García Márquez, la consecuencia nos provoque rendirnos ante la intransigencia de la muerte. 

En memoria de tu padre, tu madre, tus tíos, hermanos, hijas, hijos, primas, primos, amigos y compañeros de trabajo. Que nunca nos dijimos cuánto nos queremos y cuánto nos perdonamos.  

Entretenimientos de pandemia

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 octubre, 2020
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial 

IV

Una rifa en donde no se dio nada y en donde el regalo era dinero pagado por la misma gente que pagó 500 pesos por un boleto y los ganadores recibirían premios de 20 millones de pesos. Lo recaudado iría para abastecer a hospitales públicos en el país que luchan contra la pandemia.  Curiosamente, por los boletos que el gobierno federal regaló a varios de estos centros de salud y que a la postre resultaron premiados, se pudo paliar, que no solucionar, la grave escasez en mascarillas, caretas, trajes, etcétera y el Ejecutivo queda como benefactor del pueblo.  Sin meternos en el análisis profundo de esa monumental maroma y las pérdidas que ocasionó al querer rifar algo que ni siquiera se ha terminado de pagar y por lo mismo, no es nuestro y que no se ha vendido, por mucho que el tema sea recurrente en las homilías mañaneras, salta una pregunta que a mi juicio desarma toda la diversión del juego: ¿Por qué entrar a una rifa o sorteo cuyo fin es ayudar al sector salud cuando yo pago mis impuestos precisamente para eso? Y otra, ya picados en el asunto: ¿Quién ordenó reducirle el presupuesto a un sector fundamental para el movimiento de un país y para qué?  De enero a mayo, el recorte fue de mil 884 millones de pesos, según cifras de la misma Secretaría de Hacienda. Ya con la pandemia encima, el Programa de Vigilancia Epidemiológica sólo recibió 152.2 millones de los 249.4 acordados. 96.9 millones de moche. Hasta el mismo Dr. Gatell en su subsecretaría de Prevención y Control de Enfermedades quedó corto 47 millones de pesos.  Qué bueno que llevábamos preparándonos desde hace tres meses para la contingencia, según AMLO.  ¿Es la rifa no rifa un distractor popular y populachero para tapar el desvío hacia los programas clientelares que lo mantienen a él y a sus pares en la cima de las encuestas? ¿Es más importante en este momento el tren, la refinería y el aeropuerto (sin hacer juicios de valor sobre su utilidad a corto, mediano y largo plazos) que efectivamente evitar la muerte, por falta de pertrechos, de tantos médicos, enfermeras y camilleros en este macabro récord mundial?  A ojos vistas, la responsabilidad es compartida entre autoridades renuentes a la aplicación de pruebas diagnósticas para ofrecer cifras lo más cercanas a la realidad y el comportamiento de una sociedad acostumbrada a no tener consecuencias sobre sus actos y por ende, odiar cuando se les indica lo que tienen que hacer.  Cuando se le quiere cuestionar al jefe del Ejecutivo sobre el manejo de la pandemia en cifras y argumentos concretos, siempre habrá un molécula o un pirata para salir al paso preguntando trivialidades. Sí, distractores. 

En una próxima ocasión, si me lo permiten, hablaremos del llevado y traído chayote.  Personalmente, no lo consumo ni en ensalada, pero es curioso que el vocablo haya sido retrotraído desde otras cavernícolas épocas priístas a la era en donde todo es transparencia, honestidad valiente y lucha contra la corrupción. ¿Por qué el interés de lanzarlo al ruedo de las redes sociales y generalizarlo en repetición ad náuseam entre los habitantes del vecindario cibernético? Baste decir que se trata de una estrategia –muy mala, por cierto– para desprestigiar el trabajo de periodistas sin sesgo o con él, pero que describen lo que ven y comentan con argumentos lo que piensan, le guste a quien le guste.  Mientras tanto, quede la presente como una advertencia de que ahora mismo, en el sexenio en que todo cambiará para México, las mañas del pasado, operadas tras bambalinas por los mismos mañosos del pasado, siguen funcionando. ¿Alguien recuerda al chupacabras?  Un criptozoide salido de las brumas de la ignorancia científica, creado en los laboratorios del engaño popular en lo que la clase política de nuestro país tomaba oxígeno luego de unos 94 y 95 horribles; un caldo denso y espantoso de cadáveres de candidatos y funcionarios, insurrecciones sureñas y crisis económicas que amenazaban con esparcir el contagio de la inestabilidad en una nación que llevaba casi 70 años de una nerviosa, endeble y artificial paz social.  Así funcionaban las cosas. Se hacía y se decía lo que de Los Pinos bajaba hacia los medios de comunicación y sin chistar. Si la nota indicaba que el chupacabras había sido visto en Querétaro y al otro día en Zacatecas, por muy ridícula que esta gira del terror pareciera, por lo menos debía ser destacada en los despachos informativos.  No era obligación comentarla, sin embargo. Una nueva generación de periodistas no alineados estaba siendo el dolor de cabeza del sistema. El “los cocodrilos vuelan porque lo dijo el señor presidente, se estaba poniendo en duda públicamente en la tinta, la cámara y el micrófono y no en los cafés y en las cantinas en donde se ahogaba la frustración profesional.  Pero, como dijera la nana Goya, “ésa es otra historia” de miedo, como la de la consulta ciudadana y considerar a la gente ministerio público. Juanga diría desde su descanso: ¿Pero qué necesidad? 

Lealtad a México

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 octubre, 2020

Mensaje leído por la cónsul de México en Estambul, María Isabel Arvide Limón, durante la ofrenda floral por el aniversario luctuoso de la Marcha de la Lealtad.

El 9 de septiembre se conmemora la lealtad de los militares que acompañaron al presidente Francisco I. Madero al inicio de la Decena Trágica, cuando una insubordinación golpista intentó derrocarlo.

En este día rendimos homenaje a los cadetes del Colegio Militar que escoltaron al presidente de la República, que representaba la legalidad, y debemos hacerlo también a los generales Lauro Villar y Ángel García Peña, cuyos nombres son desconocidos para muchos. Así como a todos los militares leales que defendieron la institución presidencial ese día.

Asimismo, rendimos homenaje al Ejército Mexicano en la persona del general secretario Luis Cresencio Sandoval, quien ha demostrado extrema lealtad en tiempos inéditos.

El general Villar era el comandante de la Primera Zona Militar y defendió no solamente Palacio Nacional sino las vidas del hermano del presidente, Gustavo Madero, y de su jefe, el secretario de Guerra y Marina, general Ángel García Peña.

Al amanecer de ese día, el general García Peña, que vivía muy cerca de Palacio Nacional, fue despertado por su ayudante que había visto marchar militares del Cuartel de Tacubaya y de la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan. De inmediato se dirigió a Palacio Nacional, reuniendo tropas que les eran leales, muy pocos hombres.

En un primer intento, los rebeldes tomaron Palacio Nacional y lo apresaron, junto con Gustavo Madero que había llegado al enterarse de lo que sucedía.  El general Villar los liberó y recuperó el control.  Mientras un grupo de militares rebeldes se dirigía a liberar al general Félix Díaz, el secretario de Guerra y Marina fue a informar al presidente, quien decidió ir a Palacio Nacional.

Los cadetes del Colegio Militar, entonces situado en Chapultepec, al lado de la casa presidencial, decidieron acompañarlo. Es decir, cruzar la Ciudad en medio de las balas.

Por su parte, una vez liberado, el general Félix Díaz acompañado del general Gregorio Ruiz se dirigió a Palacio Nacional, confiando en que el general Lauro Villar se uniría a la rebelión o, por lo menos, no lo atacaría porque era su amigo desde la juventud.  Por el contrario, fue recibido a balazos y resultó muerto, a la vez que Villar herido.

Fue, literalmente, una cruenta batalla entre pares.  Militares leales contra militares golpistas, ambos con igualdad de preparación y armamento.

Al llegar el presidente Madero, con su comitiva, frente a Bellas Artes tuvo que refugiarse en una Fotografía, porque los enfrentamientos no le permitían avanzar; a esas horas Palacio Nacional y las calles aledañas estaban llenas de cadáveres.  Y los generales Ruiz y Manuel Mondragón se dirigían a refugiarse en La Ciudadela, donde se guardaban armas y pertrechos.

En ese negocio fotográfico el presidente de la República fue informado de que el general Lauro Villar estaba herido, por lo que decidió, gravísimo error histórico, nombrar como su sustituto, jefe de la plaza de la Ciudad de México, al general Victoriano Huerta, que recién había llegado a encontrarse con él.

Una vez en Palacio Nacional, al filo del mediodía, el primer mandatario decidió viajar a la ciudad de Cuernavaca en busca de su amigo, el general Felipe Ángeles, confiando en su lealtad.

Días después, ambos serían detenidos por el golpista Victoriano Huerta.  El general Felipe Ángeles no aceptó los ofrecimientos de éste, y permaneció junto al presidente Madero. Tanto el general Lauro Villar como el general Ángel García Peña pidieron su retiro en franco rechazo a los militares golpistas.

En este día, 9 de septiembre, queremos rendir homenaje a estos generales, a los cadetes del Colegio Militar y a todos los militares que murieron defendiendo a la institución presidencial. Rendimos homenaje a la lealtad al uniforme, a la lealtad a las instituciones, a la lealtad militar, pasada y presente.  Lealtad a México. 

Sí, soy empresari@

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 octubre, 2020
  • Sergio León
  • Presidente de Coparmex Q. Roo
  • CEO de Impoexporta
  • Twitter: @oigres14

Debería existir un significado oficial de lo que significa ser empresari@, una palabra tan corta pero que significa tanto. Inicia con un sueño, que para concretarlo se rodea de tantos sentimientos: miedo, incertidumbre, angustia, emoción, expectativa, felicidad, hasta que llega la decisión de concretar dicho sueño.

Es un cúmulo de sentimientos equiparables a cuando formas una familia y decides tener un hijo. Por ello, el primer día de empresari@, no cabe en el cuerpo el amor que sientes por tu empresa; depositas en ella tus mayores anhelos y expectativas. Cada nuevo día no te explicas cómo, pero el amor e ilusión crecen; cada nuevo cliente o colaborador, es un gran logro para este hijo. Cambiar de oficina a una más grande, la compra de equipamiento, vehículos y no digamos lograr abrir una sucursal, es como cruzar una etapa en que ese bebé se convierte en un niño, y así podría continuar con los ejemplos. Cada colaborador se convierte en un miembro más de esta familia que con su trabajo, compromiso y esfuerzo, logran que este hijo siga creciendo y fortaleciéndose.

Por esta razón, cuando vivimos situaciones adversas, como que un cliente nos debe, una mala negociación, que no se logra tener el ingreso para cubrir salarios, impuestos o gastos fijos, los sentimientos van desde sentir que este hijo que tanto amamos está enfermo, y esa preocupación nos agobia y roba el sueño, nos lleva a redoblar esfuerzos para verlo sano y fuerte de nuevo.

Circunstancias como las que vivimos hoy con una pandemia sin precedentes, en la cual todos los factores antes descritos sumados a otros no mencionados y en el que vemos esa esperanza de muchos empresari@s reinventándose, tomando sus ahorros, patrimonio, innovando, ideando de qué forma este hijo puede sobrevivir un día más, así como de otros tantos que no lograron sobrevivir y que cada día cargan el peso que provoca el dolor de no lograr que ese hijo lograra un día más, todo esto refleja el amor y orgullo que representa decir: Sí, soy Empresari@.

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