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Revista Latitud 21
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Vicente Ferreyra Acosta

Viaja, disfruta, respeta

por Latitud21 Redacción 2 octubre, 2017

Con este lema la Organización Mundial del Turismo (OMT) lanzó, en septiembre de este año, la campaña en medios relacionada al Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, declarado así por la Organización de las Naciones Unidas para 2017.

La campaña, basada en información para que nosotros como turistas hagamos viajes más responsables, se centra en cinco consejos prácticos que todos debemos seguir como viajeros: 1) valorar a los anfitriones y nuestro patrimonio común; 2) proteger nuestro planeta; 3) apoyar la economía local; 4) informarse bien; 5) ser un viajero responsable.

Nada difícil, ¿cierto? Y es que, con más de mil 200 millones de viajeros internacionales a nivel global, y un estimado de entre cinco mil y seis mil  millones de viajes de personas al interior de sus propios países, es necesario hacer que nuestros turistas se conviertan en un motor de cambio.

Porque es claro que el trabajo a nivel de política pública y de destino, a nivel de leyes y programas, a nivel de empresas y organizaciones no alcanza si nuestro consumidor no es concientizado y educado acerca no solo de sus impactos sino de las inmensas posibilidades que hay de que su viaje genere beneficios al sitio que visita y, por supuesto, a la población residente.

La gran pregunta que debemos hacernos todos los integrantes de la cadena de distribución del turismo es si estamos dando pasos firmes en apostar por un turista responsable, tanto a nivel internacional como nacional y local. ¿Hacemos lo suficiente?

Desde mi punto de vista, no. Conozco muchos esfuerzos de empresas y destinos que están apostando seriamente a la sustentabilidad: mejorando sus prácticas, invirtiendo en tecnologías alternativas, generando alianzas con organizaciones y proyectos locales, protegiendo la biodiversidad, pero hay muy pocas campañas de empresas y destinos que están apostando a informar al turista y a convertirlo en un agente de cambio.

¿Se imaginan el impacto que genera en Quintana Roo la visita de 10 millones de turistas y cuatro millones de cruceristas? Seguramente sí. Ahora imaginemos todo lo que podemos hacer con estos 14 millones de visitantes que eligen nuestros destinos anualmente.

Desde hacerles saber que visitan un sitio biodiverso (que estoy seguro que pocos lo saben), incorporarlos en campañas locales de beneficio local, vincularlos para la compra de artesanías de manos mayas, involucrarlos en proyectos de reforestación tanto de selvas como de corales, hacerlos, pues, parte de los esfuerzos que llevamos a cabo todos en el destino.

Necesitamos que la promoción turística siga con su gran labor, pero también abrir una línea de comunicación de la sustentabilidad hacia nuestros turistas, como ya lo hacen empresas y destinos líderes a nivel global. Por supuesto que ha habido esfuerzos, pero hace falta una estrategia central para alinearlos.

Sigamos trabajando en ello, y en el inter hagámonos la siguiente pregunta: Nosotros, al viajar, ¿estamos siendo turistas responsables?

Capacidad de carga en destinos turísticos

por Latitud21 Redacción 31 agosto, 2017

Uno de los primeros ejercicios que se llevaron a cabo a nivel global en temas relacionados con el desarrollo sustentable fue la publicación del informe Los Límites del Crecimiento, en 1972, encargado por el Club de Roma (una organización no gubernamental de políticos y científicos fundada en esa ciudad) al ya entonces prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT).

En aquellos años había una preocupación general acerca del incremento de la población a nivel global, y una incipiente pero tangible conciencia en lo finito de los recursos naturales de nuestro planeta. La coordinadora de este estudio, la biofísica Donella Meadows, concluye con esta investigación que “si el incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantenía sin variación, alcanzaría los límites absolutos de crecimiento en la Tierra en los próximos cien años”.

El informe tuvo actualizaciones en 1992, 2004 y 2012, pero desde su inicio los responsables del mismo estiman que ya estamos en los límites físicos que el planeta puede soportar.

Pero más allá de esta realidad que ya todos conocemos (aunque a veces muchos no la acepten), lo más importante de este informe de 1972 es que dio paso a dos conceptos importantes que hoy se usan como herramientas de gestión en materia de sustentabilidad: la huella ecológica, es decir, el impacto que cada persona tiene en el planeta, y la capacidad de carga, entendida como la cantidad máxima de personas que pueden hacer uso de recursos en un espacio físico, sin comprometer su futuro.

En turismo esta metodología se usa para estimar el número máximo de personas que pueden visitar un Área Natural Protegida sin comprometer su conservación, y es un modelo utilizado frecuentemente en espacios naturales. Sin embargo, con el incremento en la llegada de turistas a ciudades y destinos se hace cada vez más importante realizar este tipo de ejercicios fuera de ambientes protegidos, para determinar hasta dónde y cómo podemos y debemos crecer.

La capacidad de carga turística mide tres factores importantes en un sitio: primero, el espacio físico y el tiempo, es decir, cuántos turistas “caben” en un destino en un tiempo determinado; segundo, la capacidad de manejo e infraestructura, es decir, físicamente pueden coexistir una cantidad de personas en un lugar, pero serán muchas menos en función de la capacidad que tengamos para darles servicios y manejarlas adecuadamente; y tercero, la satisfacción del visitante y la experiencia que tiene en el sitio.

Por ejemplo, en nuestras zonas turísticas la capacidad de carga estará determinada por la cantidad de personas que caben por metro cuadrado, pero también por la cantidad de servicios que les podemos proveer (energía eléctrica, agua potable, servicios sanitarios, etc.) y, por último, por el confort que debe tener el visitante (espacio disponible, tránsito, concentración en sitios específicos, entre otros).

Si hiciéramos hoy el ejercicio, nos daríamos cuenta que en muchos de nuestros destinos hemos rebasado la capacidad de carga, tenemos sitios saturados, sin servicios suficientes, donde los turistas y residentes no estamos cómodos… Y entonces, solo entonces, entenderíamos uno de los factores que a nivel global están produciendo turismofobia.

Pero también, si lo supiéramos, podríamos establecer estrategias más concretas para avanzar hacia la sustentabilidad de estos destinos, claves para la economía nacional.

Turismo Sustentable en Islas

por Latitud21 Redacción 31 julio, 2017

En los años que llevo trabajando en turismo y sustentabilidad he aprendido que la sustentabilidad no puede ser definida por igual en todos lados; aunque la Organización Mundial del Turismo (OMT) tiene su definición conceptual, es importante recalcar que cada destino, empresa, comunidad y gobierno debe entender y aplicar el concepto de forma diferenciada de acuerdo a su realidad.

No es lo mismo, por supuesto, trabajar hacia la sustentabilidad en una metrópoli como la Ciudad de México que en un poblado de dos mil 500 habitantes; tampoco lo es en un destino costero que en uno de montaña con nieve perpetua, y mucho menos en un sitio de un país desarrollado, que en uno en vías de desarrollo o en condiciones de pobreza.

Quintana Roo es un estado privilegiado por tener una cantidad importante de biodiversidad y cultura viva, pero también por contar en su territorio con sitios insulares dignos de promoverse como destinos turísticos pero también con una necesidad especial de preservación y protección; en el estado, el Consejo para el Desarrollo Insular de Quintana Roo está conformado por Isla Mujeres, Cozumel y Holbox.

Pero, ¿qué tienen de especial las islas que hacen que su manejo turístico deba hacerse de forma diferenciada del resto de los sitios en el estado o el país? Veamos algunos aspectos:

Primero, el tema de conectividad y accesibilidad, básico para poder desarrollar la actividad turística; el segundo, vulnerabilidad, en especial en el contexto del cambio climático y sus impactos, como el aumento en el nivel del mar o la llegada de más huracanes y ciclones; tercero, sus especies, generalmente son ecosistemas con especies endémicas o de gran valor, y susceptibles a ser dañadas por el flujo turístico o por especies invasoras; cuarto, el acceso a recursos,   energía y acceso al agua son dos temas estratégicos los cuáles deben tomarse en consideración al momento de elegir una estrategia de turismo sustentable; quinto, manejo de residuos, tanto sólidos como líquidos, que pueden dañar los ecosistemas y convertirse incluso en problema de salud pública en caso de no atenderse a tiempo, y, sexto, la capacidad de manejo y de carga, lo que debe llevar a estrategias para regular y limitar el número de visitantes cuando sea necesario.

Por ello el manejo de turismo en estos sitios debe ser tratado de forma específica y estratégica; de hecho la OMT, en su conferencia de Turismo Sustentable en Islas del año 2013, puso especial atención en los siguientes temas:

1. Turismo como un motor de desarrollo sustentable en las islas.

2. El patrimonio natural y cultural como principal recurso del turismo en islas.

3. Las alianzas estratégicas como la base para “hacer más juntos”.

4. Conectividad como un requisito indispensable para el éxito.

Estoy convencido que en las islas de Quintana Roo los retos para la gestión del turismo son importantes, pero también sé que existen modelos exitosos en el mismo estado y en otras islas del mundo que pueden replicarse y adaptarse a nuestras realidades.

Un tema muy relevante, al cual hay que ponerle especial atención.

*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.

Holbox, en peligro de extinción

por Latitud21 Redacción 30 junio, 2017

Empiezo titulando así este articulo porque pareciese que es la única forma de llamar la atención de los problemas ambientales en este país; si no, veamos el caso de la Vaquita Marina, cuyas acciones se vuelven visibles hasta que el riesgo de extinción es inminente (y bueno, sí, con el apoyo de DiCaprio para hacer presión y conseguir atención mediática), a pesar de que llevan años haciéndose las denuncias, exigiéndose resultados de investigaciones y demás.

Y así en Holbox: yo llevo en la zona 13 años y desde ese mismo período de tiempo he  escuchado a organizaciones de la sociedad civil, investigadores, académicos, personas de la comunidad clamando por la publicación del Programa de Manejo, que la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) define como el “instrumento rector de planeación y regulación que establece actividades, acciones y lineamientos básicos para el manejo y la administración del Área Natural Protegida”.

Además, dicho Programa de Manejo debe publicarse máximo un año después del decreto como Área Natural Protegida (LGEEPA, Art. 65), y el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam (donde se localiza Holbox) fue declarada como tal en 1994; en pocas palabras, llevamos 22 años sin programa de manejo, sin regulación, sin lineamientos básicos. ¿Se imaginan eso en un país, en una empresa, o en sus propias casas? ¿Llevar 22 años sin reglas? Lo que provoca es la anarquía total.

Y es que hace algunos años el tema no era tan relevante porque el interés turístico e inmobiliario no había volteado los ojos hacia allá, pero hoy el riesgo es inminente y si no tomamos acción ya, Holbox terminará siendo uno de esos sitios del “hubiéramos hecho”.

Debemos ser claros: no necesitamos otro Cancún allá, ni otro Riviera Maya, ni otro Tulum; a lo que voy es que estos modelos funcionan en un contexto diferente, tanto geográfica como históricamente, que en Holbox, y lo que Quintana Roo necesita es diversificar, encontrar nuevos modelos, rediseñar sus destinos, aprovechar la vocación natural de los sitios.

Y la vocación de Holbox no es, ni cerca, una vocación de segundas residencias ni de turismo de masas; por supuesto que el tema de su desarrollo y protección pasa por las autoridades ambientales, en especial por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), pero hay muchas otras instancias públicas federales y estatales que deberían estar con lupa en la zona: Turismo, Desarrollo Urbano, Desarrollo Social, etc. Y las veo poco.

Es urgente una intervención en la zona, que hoy es presa de la corrupción y de un crecimiento sin orden, un crecimiento que empuja al subdesarrollo, un crecimiento que empuja a la contaminación, un crecimiento que empuja a la sobredensificación, un crecimiento que no necesita Quintana Roo.

Ojalá no tengamos que esperar que, en cinco años, venga otra celebridad a presionar al gobierno para tratar de evitar la extinción de Holbox, o tomar medidas urgentes para proteger lo poco que nos quede.

 

*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.

México competitivo, ¿y sustentable?

por Latitud21 Redacción 2 junio, 2017

El Foro Económico Mundial publicó el mes pasado lo que para los estudiosos del turismo es uno de los documentos más esperados: el Travel and Tourism Competitiveness Report, una herramienta que mide la competitividad turística de los países (en esta edición 136) en función de cuatro subíndices, 14 pilares y 139 indicadores.

Ambiente para los negocios, política turística, infraestructura, recursos naturales y culturales son analizados por expertos nacionales e internacionales para determinar, con una base metodológica muy sólida, quién es quién a nivel global en turismo; no solo en el tema de llegadas de turistas y divisas, como tradicionalmente lo pensamos, sino con un enfoque mucho más integral. Los tres países más competitivos del mundo, con base en datos de este reporte 2017, son España, Francia y Alemania, cuyas posiciones se mantuvieron en relación con el reporte de 2015 dentro del Top 10; destaca Japón, que subió cinco posiciones para colocarse en el cuarto lugar y Suiza, que cayó cuatro posiciones para irse al lugar diez.

Y en México, ¿cómo estamos? Este año nuestro país se coloca en el lugar número 22 en materia de competitividad turística, subiendo ocho posiciones en relación con 2015, lo que representa un buen indicador, y es el tercer país mejor colocado en América después de Estados Unidos (lugar seis) y Canadá (lugar nueve).

Los indicadores mejor calificados en nuestro país son, en orden: la presencia de arrendadoras de autos en México (lugar 1 global), el número de sitios Patrimonio de la Humanidad culturales (lugar seis) y el número de sitios Patrimonio de la Humanidad naturales (lugar ocho).

Y los indicadores peor calificados son el número de especies amenazadas (lugar 133 de 136) y costos relacionados con el crimen y la violencia y la confianza en los servicios policiacos (con el deshonroso lugar 128 en ambos).

Y si lo vemos más integrado, de los 14 pilares que mide el índice, el peor calificado por varios años consecutivos es el que llaman sustentabilidad ambiental, estando en el sitio 116 de 136 países. Interesante, ¿cierto? De acuerdo con el reporte, México tiene retos en materia de una adecuada legislación, pero también de su cumplimiento, en la sustentabilidad en la industria, en las concentraciones de emisiones de CO2, estrés del agua, porcentaje de cobertura de bosques y selvas, tratamiento de agua y presión en recursos pesqueros.

¿Y en verdad que estamos tan mal como dice el reporte? Mi percepción es que no.

Es cierto que tenemos recursos impresionantes y en general poca capacidad de gestionarlos, pero creo que en los últimos tres años sí hemos avanzado en el tema de sustentabilidad, se han firmado acuerdos, mejorado legislaciones y hemos evolucionado poco a poco. Creo que lo interesante será transformar estas acciones en indicadores reales que nos permitan, en el siguiente reporte, no solo subir posiciones sino mejorar en estos indicadores que son estratégicos, y que llevan años mal calificados.

Aún hay mucho trabajo por hacer en este tema.

 

*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.

Resultados del Summit de Cancún

por Latitud21 Redacción 1 junio, 2017

Este destino fue escenario de uno de los eventos más importantes de turismo sustentable en Cancún; tenía mucho tiempo que no se organizaba un encuentro de líderes globales sobre este tema, tan importante y tan necesario para nuestro país y, por supuesto, para nuestra ciudad.

Este tipo de eventos nos demuestran un par de cosas: la primera, que estamos en México ávidos de tener más y más oportunidades de aprender de grandes expertos internacionales y nacionales que están cambiando la forma en cómo vemos y gestionamos el turismo, y, por otro lado, la necesidad de reunirnos para darnos cuenta que, aunque los retos son muy grandes, existen personas, instituciones y empresas que estamos haciendo la diferencia.

Las casi 20 horas que compartimos en estos dos días de mayo en charlas, paneles y networking deben dejarnos una enseñanza: que unidos somos más. Casi nunca hablo en primera persona, pero hoy debo decir que para mí, más allá de estar contento por un evento con mucha convocatoria, me voy inspirado de saber que no estamos solos, y que hay de dónde echar mano para cambiar la realidad de nuestro turismo.

Por supuesto que hay temas complejos: desde la sobredensificación turística en muchos de los destinos del país, los recortes presupuestales en algunas dependencias clave, la situación laboral que tienen los y las colaboradoras en turismo, el crecimiento de las emisiones de gases efecto invernadero y sus consecuencias, el consumo acelerado de recursos y la pérdida de ecosistemas.

Pero también hay modelos que nos muestran el cómo sí se puede (un tema del que hace falta hablar más): Nueva Zelanda y su planeación a largo plazo y el análisis del tipo de turista que quieren, Colombia y sus rutas para recuperar la paz, el diseño integrado en el paisaje, los destinos como Sierra Gorda en Querétaro, Maya Ka’an en Quintana Roo y Calakmul en Campeche, que apuestan por un turismo diferente, y muchos más que pudimos conocer en el Sustainable & Social Tourism Summit.

Creo que como quintanarroenses debemos sentirnos orgullosos y satisfechos de tener eventos de esta categoría, pero también asumir la responsabilidad de que, en los próximos años, tengamos más casos que presentar y que presumir al mundo. Necesitamos menos empresas con sellos y certificaciones, y más que generen valor compartido, menos discurso y más resultados, menos conflictos y más soluciones, menos resultados cuantitativos y más cualitativos.

Si entendemos que la sustentabilidad más que una moda es la única forma de seguir hacia adelante, estaremos del otro lado; si comprendemos que para seguir en el mercado hay que ser más responsable, actuaremos en consecuencia; si logramos más colaboraciones público–privado–social, nos irá mejor, si pensamos en el destino más que en lo individual, tendremos un mejor futuro.

El principal resultado del Summit, a mi parecer, es habernos dado cuenta de que en este camino de la sustentabilidad no hay negro y blanco sino matices, y sobre todo que hay experiencias de las cuales aprender y replicar.

Sigamos promoviendo y fortaleciendo el trabajo en los aspectos ambientales y sociales del turismo; de ser así, a todos nos irá mejor.

 

*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.

 

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