En muchos ámbitos, la equidad de género se ha convertido en un tema de tendencia alrededor del mundo y en nuestro país; sin embargo, solo algunas empresas conocen el verdadero impacto y los beneficios que trae consigo una cultura inclusiva para la evolución empresarial.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, actualmente 55% de la fuerza laboral en el mundo la constituyen las mujeres. Como consultora en capital humano he tenido oportunidad de presenciar la transformación del panorama laboral y cómo ha cambiado para dar paso a nuevos esquemas y dinámicas de colaboración entre hombres y mujeres.
Una de las fortalezas de Aon es el análisis continuo de información de calidad para optimizar la toma de decisiones, minimizando la volatilidad y mejorando el rendimiento. Frecuentemente llevamos a cabo investigaciones que nos permitan tener un panorama claro de las industrias en las que nos enfocamos. Recientemente identificamos que la diferencia en lo relativo a competitividad e innovación puede ser muy grande entre aquellas empresas que tienen mujeres en su primera plana y las que no.
La resistencia para poner en práctica determinadas políticas y estrategias puede convertirse en el talón de Aquiles tanto de las pequeñas empresas locales como de las grandes transnacionales. Basta con ver resultados de investigaciones en las que se ha comprobado que la rentabilidad de los negocios se incrementa 40% por contar con mujeres en cargos directivos, y, aun así, solo 10.9% de los cargos con poder de decisión son ocupados por ellas.
Hasta cierto punto el comportamiento es lógico, si pensamos que en pleno siglo XXI aún existen economías en el mundo en las que la participación de la mujer está restringida de algún modo. Considerándolo fríamente y con estricta perspectiva de negocio, si tener una apertura de género trae consigo mejor desempeño financiero, mayor rentabilidad, mejores esquemas de responsabilidad social corporativa y mayor diversidad de trabajo filantrópico, ¿por qué no convertir estas políticas en un factor de éxito?
Es verdad que la transformación de la cultura laboral no es cosa fácil; sin embargo, encontrar aliados y asesores de negocio puede simplificar el proceso para implementar planes estratégicos de inclusión y crecimiento, que deriven en buenas prácticas y resultados exitosos.
Además de todos los beneficios directos que trae consigo el establecer políticas de inclusión en todos los niveles, el valor agregado de equilibrar la participación de género en las empresas se ve directamente reflejado en su reputación. En concreto, promover una dinámica de equidad de género puede impulsar la reputación de tu empresa, se ve bien y se traduce en una ventaja competitiva muy rentable
La OCDE estima que el crecimiento económico de México se aceleraría si las mujeres participaran en el mercado laboral a tasas similares a las de los hombres; aunado a eso, las proyecciones de mercado indican que para 2025 la paridad de género podría agregar hasta 12 billones de dólares a la economía mundial, es decir que la inclusión de las mujeres en posiciones con poder de decisión será un factor definitivo para las economías de los países, en un futuro nada lejano.
Sin duda, la toma de decisiones es lo que define el rumbo de cualquier compañía, y es claro que las mujeres están convencidas de sus facultades para ejercer su capacidad de dirigir y de llevar al éxito cualquier proyecto a su cargo.
Ellas podrían ser la pieza clave para conquistar los mercados, pero ello solo podrán lograrlo aquellas compañías que estén dispuestas a apostar por políticas equitativas que posicionen a las mujeres en altos cargos de liderazgo.