¿Qué ganaron en la pasada elección? La Presidencial no

por NellyG

No les alcanza, no son buenas cuentas las que entregaron los candidatos a gobernador que ganaron su elección, incluyendo Quintana Roo, donde los pronósticos daban un margen inmenso a la hoy gobernadora electa, Mara Lezama.

La abstención, que pudiese explicarse porque era “bola cantada”, porque no había espacio para ninguna sorpresa, como sucedió también en Oaxaca, entidades donde los gobernadores, de oposición a Morena resultaron ser los mejores aliados de la 4ª Transformación, fue aterradora.  Y el margen muy pequeño, apenas arriba de la mitad.

Suficiente para ganar, pero no para convertirse, en automático, en garantía electoral para el presidente. Y eso, frente a una oposición desorganizada, con discurso gastado, e incluso con acusaciones de complicidades criminales como sucedió con Laura Fernández.

Así que el presidente, que tanto estima y analiza el proceso de sucesión presidencial, como una continuación legítima de su proyecto de Nación, debe estar preocupado.

¿Qué sigue?  Tanto en Quintana Roo, como en otras entidades federativas, deberá dejarse a un lado, en buen español, incumplir los compromisos de campaña, porque de otra manera no se podrá trabajar para lo que sigue, que es la voluntad presidencial.  Es decir, tendrán que privilegiar las razones políticas electorales, sumar, sumar, sumar.  Lo que no puede hacerse con los compromisos de actores políticos, de personajes que todos abominan en el Estado.

Y, sobre todo, Mara Lezama deberá abstenerse de jugar a la sucesión presidencial, de manifestarse en favor de algún candidato. Además de amarrarle las manos a su ahora amiga, ancestral enemiga, Marybel Villegas, que en privado y en público ha sido aliada de Ricardo Monreal.

López Obrador los ha llamado “sus corcholatas”, y eso son.  Los quiere placear, promoverse abiertamente para poder medir, con exactitud, la respuesta del pueblo, pero también y, sobre todo, para descubrir sus posibles alianzas y/o enemistades con los gobernadores.

Y quien no entienda -al menos de entre los ganadores, Mara Lezama antes que los otros- que todo se lo deben al tabasqueño, a su voluntad, a su decisión, a su predilección que llevó al voto a su favor, no habrá de tener mucho futuro ni apoyo presidencial.

Si bien vivimos tiempos inéditos, formas de hacer política, de destapes anticipados, en esencia el sistema político mexicano no ha cambiado; al contrario, ha encontrado su esencia.  Y ésta ha sido, fue siempre, la lealtad.  Esa extrema lealtad que López Obrador pide y otorga.

La pregunta es si la gobernadora electa lo habrá entendido a perfección, si podrá anteponer el interés político presidencial a sus fobias y predilecciones, a sus compromisos, a todo y a tanto… eso es lo que sigue, y poco vivirá quien no lo vea…