Mitos y realidades de delfines y delfinarios

por Latitud21 Redacción


II de III partes

Tras el escrutinio mundial, México se constituye como pionero en materia de legislación específica en criterios y lineamientos técnicos para la realización de maniobras de captura, transporte, confinamiento, exhibición y mantenimiento de mamíferos marinos en cautiverio

La industria de los delfinarios en México se ha constituido al cabo de los años en una referencia internacional al ser pionera en el manejo de mamíferos marinos con fines recreativos, lo que dio como resultado constituirse como  pionera también en el levantamiento de censos y estudios con respecto del estado de las poblaciones silvestres de mamíferos marinos, principalmente delfines y lobos marinos, y a la postre  ser de las primeras en contar con una legislación específica en criterios y lineamientos técnicos para la realización de maniobras de captura, transporte, confinamiento, exhibición y mantenimiento de mamíferos marinos en cautiverio. Sin embargo, ha tenido sus nubarrones, y fue, a consecuencia de dos casos nada halagüeños para nuestra nación en el ámbito mundial, que se impusieron legislaciones discrecionales y, como todo, con sus pros y contras.

CASO 1: BAJA CALIFORNIA SUR

Uno de estos eventos fue la captura bajo métodos violentos realizada en la costa de Baja California Sur, en el Pacífico, a finales del año 2000. A raíz de su repercusión nacional e internacional, dos años después se decretó la prohibición de la captura de mamíferos marinos del medio natural en aguas nacionales mediante la modificación a la Ley General de Vida Silvestre.

Esta circunstancia propició que las empresas manejadoras de mamíferos marinos en cautiverio recurrieran a la única opción para la obtención de ejemplares, que era la importación o exportación, y fue así que comenzó el ir y venir de vuelos chárter especializados, teniendo como principales proveedores a Belice, Cuba, Guatemala, Jamaica y Australia.

CASO 2: CANCUN

A partir de esta circunstancia se registró el segundo polémico caso. En la madrugada del 22 de julio de 2003 se descubrió la presencia de 28 delfines de la especie Tursiops aduncus en la zona de aduanas del Aeropuerto Internacional de Cancún procedentes de las Islas Salomón, cerca de Australia, y que arribaron en contenedores a bordo de un avión de la compañía brasileña Brasmext. Esto a través de la gestión de la empresa Inmobiliaria Propac-Cancún para albergarlos en el delfinario Atlántida Cancún, hoy Dolphinaris.


Para esos tiempos México ya era uno de los primeros países en contar con una legislación específica con criterios y lineamientos técnicos para la realización de maniobras de captura, transporte, confinamiento, exhibición y mantenimiento de mamíferos marinos en cautiverio, siendo este ordenamiento la Norma Oficial Mexicana Emergencia NOM-EM-136-ECOL-2002, preámbulo de la constitución de la NOM-135-SEMARNAT2004, aún vigente.

Fue con este instrumento normativo, y previo al proceso de importación, que la empresa Inmobiliaria Propac-Cancún realizó el traslado, que siendo éste un movimiento de una cantidad tan grande de delfines y de tan larga duración,  obligó no sólo a la empresa sino al gobierno federal a garantizar dicha maniobra en cumplimiento a las disposiciones internacionales de transporte de animales vivos, y conforme a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), agencia responsable de establecer los lineamientos a cumplir en aviones de carga, que incluye también el transporte de animales vivos.

 IRREGULARIDADES

Sin embargo, detrás del evento se presentaron irregularidades que pusieron en tela de juicio la práctica sobre importación de mamíferos en México. Aquí tuvo lugar un lamentable hecho. La entonces directora general del área de Vida Silvestre, Georgita Ruiz Michel, delegó la firma del permiso de exportación “por ausencia”, a un funcionario menor, Antonio Gómez Mendeta, lo que provocó la reacción de grupos ambientalistas que aducían prácticas corruptas en la emisión de la autorización, lo que al final del día le costó la secretaría al titular de la Sermarnat, Víctor Lichtinger, por desconocimiento del hecho, y a la titular de Vida Silvestre, Ruiz Michel, gente de toda su confianza.

CONSECUENCIAS

Suceso como el anterior motivaron a grupos ambientalistas internacionales auspiciados por intereses privados a infiltrarse en las cúpulas de decisión de la Semarnat e invadieran la soberanía de México, e incidieran de forma directa ante los legisladores para que, sin más consulta en cuanto a las posibles repercusiones económicas y sociales, se promoviera la prohibición de los movimientos transfronterizos de ejemplares de mamíferos marinos –salvo para efecto de estudios científicos-, así como la posibilidad de implantar un programa de reproducción y posible comercialización de lo que se considera como patrimonio de las empresas de mamíferos marinos. En este sentido, dicen los especialistas, se negó respaldo a las empresas abocadas a esta industria, cuyos costos operativos y de inversión para el mantenimiento de los ejemplares en cautiverio son altísimos.

La segunda consecuencia de estas medidas es que se desconoce el estado que guardan las poblaciones de delfines y lobos marinos en nuestro país, tomando en cuenta que la actividad de manejo de delfines en cautiverio permitió a lo largo del tiempo, entre la década de los 80s y la de los 90s, el que las empresas interesadas en capturar animales del medio natural para su confinamiento generaran información con respecto del estado de las poblaciones silvestres, así como estudios que en su totalidad eran efectuados por instituciones académicas, y que derivado de ellos se generó una cantidad innumerable de trabajos de tesis, reportes técnicos y publicaciones que daban cuenta de la condición y aspectos poblacionales de los delfines y lobos marinos, principalmente.

Salvo grandes empresas, las demás experimentarán problemas de consanguinidad de sus ejemplares al mediano plazo, al no poder efectuar el intercambio o comercialización, ni tampoco podrán ingresar sangre nueva a la población cautiva, por lo cual muchos delfinarios estarán condenados al fracaso.

EL CAMINO AMARILLO

Este perjuicio a la industria de delfines en México ha conllevado a muchas empresas a llevar a cabo intensas y extensas investigaciones para el desarrollo de programas de reproducción, algunas con importantes aciertos, siendo Quintana Roo el principal  estado en el país con el mayor número de exitosos casos.

Delphinus

Rodrigo Constandse, director general de Vía Delphi

“En el 2003 no hubo una importación ilegal de delfines, de hecho quienes acusaron y manifestaron estos hechos tuvieron serias repercusiones legales por difamación y calumnia. Lo que esta acusación generó fue una presión política y mediática, lo que sumado a una mala operación de un delfinario en La Paz, Baja California, dio pie a la prohibición de las capturas en aguas nacionales, y posteriormente a la importación y exportación de delfines desde México.

“Nosotros ya teníamos un programa de reproducción en marcha desde una década antes de las modificaciones al marco legal; sin embargo, la reforma cambió la realidad de todas las organizaciones que nos dedicamos al cuidado de esta especie en México. Dicha prohibición es un tema que se debe revisar con una visión científica, de conservación global, y sobre todo descartar criterios políticos y extremistas. Si bien cualquier legislación restrictiva tiene una connotación y efectos negativos, nuestra industria supo hacer limonada con los limones y reforzó, como fue nuestro caso, los programas de reproducción o detonó la creación de proyectos similares en otras organizaciones”.

Dolphinaris 

Mauricio Martínez de Alba, director general

“En Dolphinaris siempre hemos sido cautelosos y profesionales en todos  aspectos, y específicamente en la obtención de nuestros ejemplares. En todo momento fuimos guiados y asesorados por personal externo con capacidad probada y gran experiencia en estas actividades. También se utilizaba el apoyo de pobladores de la zona donde eran capturados, a quienes se contrataba como parte del sostén logístico. Es muy probable que en México se haya realizado más transporte de delfines de manera exitosa que en ninguna parte del mundo”.

Dolphin Discovery

Eduardo Albor, presidente 

“La importación de delfines desde las Islas Salomón fue un hecho que hizo mucho ruido en nuestra industria por el origen de los delfines y por supuesto por el número de animales capturados y transportados sin los debidos estudios poblacionales. Este hecho originó la modificación a la Ley General de Vida Silvestre, prohibiendo por completo la importación y exportación de mamíferos marinos, lo que a largo plazo limita las posibilidades de reproducción estrictamente a los ejemplares dentro de Territorio nacional”.

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